La alabanza para Allah, Señor de los mundos. Que la paz y las bendiciones de Allah recaigan sobre el señor de los enviados, sobre su familia, todos sus compañeros, sus seguidores y quien los sigue con el bien hasta el Día del Juicio.
Dice Allah Altísimo: “¡Vosotros que creéis! Dad de las cosas buenas que habéis obtenido y de lo que hemos hecho salir para vosotros de la tierra y no escojáis intencionadamente lo que, de ello, sea despreciable para darlo cuando vosotros mismos no lo aceptaríais a no ser con los ojos cerrados. Y sabed que Allah es Rico, en Sí mismo alabado.” Sura 2, La vaca, aleya 267.
Queridos hermanos musulmanes. En el Islam el sistema económico está establecido sobre fundamentos sólidos que garantizan el sagrado sustento para todos los que integran su sociedad. Es un sistema que está basado en la solidaridad, dando así una imagen de amparo personal y social que convierte la sociedad en una familia en la que predomina la cooperación, amistad, y compasión mutua, elevando de esta manera la humanidad a una altura noble, en la que tanto el que da como el que coge están a un mimo nivel, Pero la solidaridad económica en el Islam no se detiene únicamente en el Zakat obligatorio, sino que trasciende a numerosos tipos de limosna voluntaria (sadaqa) que se llevan a cabo para realizar el bien, buscando la complacencia de Allah. El Islam moviliza sentimientos del alma humana y los encamina a dar a los necesitados. Es una caridad que satisface, voluntaria, sin forzar, que tiene un efecto multiplicador. Esta caridad, por su parte, espera conseguir por parte de Allah ganancia abundante y aumento multiplicado. Es como la parábola de la semilla que lanza el ser humano en la tierra fértil. La semilla germina, da sus frutos y proporciona a su propietario con su cosecha el doble multiplicado de lo que invirtió. De la misma manera, lo que se gasta en el camino de Allah, Allah lo hace crecer para la persona que lo da, como crece el cultivo de quien sembró su semilla en la tierra buena, pues la obra buena tendrá diez como ella, incluso se multiplicará por setecientos y muchos más. Dijo el Altísimo: “Los que gastan los bienes en el camino de Allah se parece a un grano que produce siete espigas y cada una de las espigas lleva cien granos. Así multiplica Allah a quien Él quiere. Allah es Esplendido y Conocedor”. Sura 2, La vaca, aleya 261.
El infáq (gastar en el camino de Allah) abarca el gasto que se debe hacer si es sincera la intención. Cuando el musulmán gasta en sí mismo de las cosas buenas que ha obtenido, y gasta en su familia y empleados, entonces es honesto con su alma y reconoce la gracia de Allah. Dice el hadiz: “Y comienza por gastar en tu familia” Narrado por al-Bujarí. Otro hadiz: “El mejor dinar que puede gastar un hombre es el que gasta en la manutención de su familia”. Narrado por Muslem. Y el hadiz: “Si un hombre gasta un bien en mantener a su familia, se le retribuirá como sadaqa” “El gasto en tu manutención es sadaqa (caridad) para ti. El gasto en la manutención de tus hijos, de tu esposa y de tus empleados es sadaqa” Narrado por al-Nasai y al Bujari. Dice otro hadiz: “No gastarás buscando la complacencia de Allah sin que seas recompensado por eso, incluso lo que pongas en la boca de tu esposa” Y el gasto en el camino de Allah tiene en el Islam su forma propia que hace que el que da sienta que es hermano del que recibe, y esto armoniza los corazones de la comunidad y une los vínculos con nuestros hermano, creciendo el espíritu del cariño y el sentimiento de hermandad.
Entre las normas que rigen el comportamiento en el gasto en el camino de Allah está:
1.No alardear o echar en cara, o causar perjuicio. El alma bendita rechaza, alcance lo que alcance el hambre, aceptar un regalo, una dádiva que menoscabe su grandeza, hiera sus sentimientos y la humille, haciéndola sentir pequeña y rebajada. Y esto viene en lo referente a alardear o echar en cara cuando se da algo, Y esta alma bendita rechaza de la misma manera aceptar una caridad vinculada con daño producido de palabra, con lenguaje obsceno, o movimiento con la mano reprobable, o algo parecido, lo que convierte al infaq o gasto en el camino de Allah en un veneno fulminante que provoca odios y rencor. En cambio, la caridad que se da en el camino de Allah – y Allah nos la devolverá multiplicada después para nosotros- es un gasto que eleva los sentimientos humanos y no enturbia la pureza de la limosna. Es el gasto o el acto de dar que no daña la honorabilidad, no menoscaba los sentimientos de la persona, sino que, por el contrario, emana pureza y amor. Con ella nos dirigimos a Allah deseando su complacencia, sin que haya deseo en el que da de ver a su hermano humillado, roto cuando acepta su donación, y esto es lo que mencionó Allah Altísimo: “Los que gastan sus bienes en el camino de Allah y luego no lo echan en cara ni lo acompañan de ningún agravio, tendrán su recompensa junto a su Señor y no tendrán que temer ni se entristecerán.” Sura 2, La vaca, aleya 262.
Y hacer alarde de lo que se da o echar en cara revela una vileza en el alma, mezquindad en la naturaleza de la persona y deseo de preponderancia falaz, y lleva a la humillación de la gente, y entre los tres a los que Allah no hablará el Día del Juicio, ni los mirará, y tendrán un tormento horrible, está esta persona: el que hace alarde de lo que da o echa en cara cuando da. Dijo un pensador: “Echa a perder el bien que dio” “No es generoso cundo lo echa a perder echándolo en cara”. Y dijo otro: “Cuando lo bueno no se provee libre del mal, entonces no se consigue la alabanza ni el dinero permanece”
2, La sinceridad y la ausencia de usura. La sinceridad es el espíritu que debe prevalece al obrar y la puerta para la aceptación. Se debe dar con profunda intención. La sinceridad no aparece hasta que se elimina del alma la usura, y se desea ver el rostro de Allah con esa actuación. Y entre la sunna sobre el infáq está que el que gasta por Allah debe ser sincero en su sadaqa y que no la vea rodeada por la usura y la reputación, pues quien en este mundo cogió elogio de la gente en una sadaqa con usura, no habrá para él fortuna cuando se encuentre ante Allah en la Última Casa. «
Ambas son dos imágenes que aparecen enfrentadas y opuestas en el Sagrado Corán. Una de ellas, es la imagen de la persona que en su gasto en el camino de Allah, estropea su caridad por la usura, y no habrá recompensa para él de su Señor. Es como la esteatita o roca de jabón, que la cubre algo de la tierra, y cuando se ve afectada por una lluvia torrencial, ésta se lleva su tierra y la deja dura; así es el corazón que gasta sus bienes empleando la usura con la gente, es el corazón duro que esconde la usura en él y no da ningún fruto. En cambio, la segunda imagen -opuesta a ésta- es la imagen de la sinceridad en el gasto. Es la persona que gasta con el objetivo de complacer a su Señor, y tiene confianza plena en su recompensa extraordinaria y retribución abundante. Es como el jardín que se encuentra sobre sobre una colina, sobre un cerro. Sobre él cae una llovizna, como consecuencia de la cual maduran sus frutos y vino su comida doble, pues la lluvia que cayó es suficiente y buena para su tierra fértil, para que germinen las semillas y den sus frutos. Así es el corazón que emplea su dinero deseando satisfacer a Allah, es el corazón que es revivido por la caridad, se purifica y aumenta su vínculo con Allah.
3.Dar lo bueno que hemos obtenido, lo que se ama.
El alma no es sincera en su generosidad excepto cuando se aleja en su sadaqa de todo significado que la afee, y la cicatería no se refiere sólo a la tacañería o a no dar, pues cerca de este significado está que el ser humano dé lo malo de sus bienes y escatime dar lo bueno, lo que ama su alma y a lo que tiene un gran apego; y gasta o da unos bienes que no le satisfacen o no desea para él. Y entre la sunna o las normas para que se sea plausible y aceptado el infáq o gasto en el camino de Allah del musulmán está, por lo tanto, que dé las cosas buenas que tiene y ama; y no hay su sinceridad cuando se da lo inferior, lo malo, aquello a lo que se tiene aversión, y que esa misma persona que da no hubiese aceptado si se lo hubiesen dado a él, pues Allah no acepta lo malo, lo despreciable, y lo rechaza. Dice el Altísimo: “No alcanzareis la virtud hasta que no deis de lo que amáis” Sura 3, La familia de Imrán, aleya 92.
- Mantener en secreto lo que se da, excepto que un interés determinado exija que se haga público. Quizás haya con la sadaqa una libertad de acción en algunas situaciones o casos. Como cuando es obligatoria darla, y hacerla de una forma manifiesta o pública conlleva el significado de obediencia y el sometimiento a la orden de Allah en la realización del precepto. Y en hacerlo público -que es una característica de la sociedad musulmana en varios en aspectos de su vida social- y la divulgación de estos significados hay bien.
Quizás la sadaqa sea voluntaria en un tiempo en el que la gente se dirige a una persona que tiene rango ¿Qué ofrece de dinero? Entonces no está mal que se lleve a cabo el anuncio de su limosna y lo divulgue. Sin embargo, lo primero y lo más querido para Allah es ocultar la caridad voluntaria. Y el Islam cuida el mantener el secreto la caridad, el gastar en el camino de Allah, alejándolo de la simulación y la usura, ya que esta caridad merece sinceridad y pureza, y hace bien al alma del beneficiario que no se divulgue, para que nadie sienta que él extiende su mano, y así no se produce humillación. Dijo el Altísimo: “ Si dais limosnas públicamente es bueno, pero si las ocultáis y se las dais a los necesitados, será mejor para vosotros” Sura 2, La vaca , aleya 271. Y de entre los siete a los que Allah amparará bajo Su sombra el día en el que no habrá más sombra que la suya: un hombre que da en caridad hasta tal punto que su mano izquierda no sabe cuánto ha dado su derecha.
5 La moderación en el gasto. El gasto, ya sea obligatorio o licito o aceptable religiosamente, es alabado si se hace con moderación, sin derrochar; pero, al mismo tiempo, uno no debe ser tacaño, ya que si el derroche es despilfarro y perdida; la tacañería es mezquindad y avaricia. En cambio, la moderación es el camino llano. Dijo el Altísimo: “Y aquellos que cuando gastan ni derrochan ni son avaros, sino un término medio entre ambas cosas” Sura 25. El discernimiento, aleya 67. Y dijo: “Y no tengas el puño asfixiándote, ni lo abras del todo, pues te quedarías reprobado y desnudo” Sura 17, El viaje nocturno, aleya 29.
La moderación y el término medio son de las características de los siervos del Misericordioso
¡Qué Allah haga que me beneficie, yo y vosotros, con el Sagrado Corán¡