Dijo Allah Altísimo:” … Y cumplid la medida y el peso con equidad. A nadie le obligamos sino en la medida de su capacidad “ Sura 6, Los rebaños, aleya 152. Éste es el séptimo de los diez mandamientos. El tema que trata es la obligatoriedad de cumplir la medida y el peso con equidad, y está vinculado con la obligatoriedad que tenemos de ser justos y equitativos a la hora de recibir y dar en la venta y en la compra, y en el resto de relaciones o tratos comerciales que tenemos con otras personas en las que haya intereses económicos. “Cumplid la medida y el peso” quiere decir la exactitud en la medida y en el peso, sin que haya merma y respetando el derecho del comprador, que coja exactamente lo acordado. Dijo el imam al-Tabari – Allah tenga misericordia de él-: Cuando el que da entrega merma va a encontrar lo mismo. Allah, con el fin de que ninguno de las dos partes que interviene en una transacción comercial tenga problemas, ha tratado la cuestión con equidad, siendo así que cumplir con la medida y el peso se puede considerar un término más riguroso que el hecho de que no haya merma en el peso o en la medida, por lo que hay en él de sugestión por el aumento. Tanto el que pesa como el que mide deben ser justos, tirando incluso hacia la generosidad. Refiriéndose a otro tema, dijo Allah Altísimo: “…No desvaloricéis las cosas de los hombres”. Sura 11, Hud, aleya 85. Estas palabras tienen un matiz más general que las medidas y los pesos, ya que abarca la valoración de cualquier tipo de cosas de la gente, ya sea medida, peso, fijación de precios o estimación. Se incluyen las obras y las intenciones que hay detrás de ellas. Cuando dice “sus cosas” se refiere a todo. Cuando la gente menoscaba las cosas se produce una injusticia que infunde en las almas de las personas malos sentimientos de aborrecimiento y odio, nula confianza y desesperación por la no existencia de justicia y bien, esto corrompe el clima de vida y no queda nada virtuoso en ella. Las palabras del Altísimo: “Allah no impone a nadie sino en la medida de su capacidad” Sura 2, La vaca, aleya 286, exigen que estas órdenes y mandamientos -me refiero a lo que hemos tratado en otras jutbas o sermones y lo que trataremos después- son para que el ser humano tenga precaución y esté prevenido, y que si no toma precauciones el ser humano de estas cosas prohibidas y cae en algo de ellas, que no culpe a nadie sino a sí mismo. Esto es lo que Allah ha decidido y ordenado. Allah Altísimo amenazó a aquellos que no lo cumpliesen, y dijo: Sura, 83, Los defraudadores aleyas 1-6” ‘Perdición para los defraudadores, que cuando le compran a la gente le exigen la medida y el peso cumplidos, pero cuando son ellos los que miden o pesan, cometen fraude ¿Es que no tiene certeza de que serán devueltos a la vida para un día trascendente?. El día en el que los hombres se levantarán ante el Señor de los Mundos”.
Es necesario que prestemos atención y confirmemos que estas transacciones que se dan entre las personas, y que afectan a sus intereses de la vida diaria, no están separadas o aisladas de los principios de la fe que procesamos o de los acto de culto que llevamos a cabo, sino que están vinculados estrechamente con ellos, ya que el que ordenó que se deberían realizar con equidad y justicia es Allah Altísimo, y en sus órdenes hay una especie de protección ante los caprichos y ambiciones veleidosas, como certifican las palabras del Altísimo puestas en boca de David – sobre él sea la paz-:” ….Realmente muchos de los que asocian con otros cometen abusos, pero no así los que creen y practican las obras de bien. Sin embargo, estos son pocos” Sura 38, Sad, aleya 24. En el Sagrado Corán encontramos como en numerosos lugares de sus suras se vincula la fe y la devoción con el comportamiento que debemos tener los musulmanes con el dinero y el comercio, y esto es indicativo de la naturaleza de esta religión. Dijo: “Di: En verdad mi oración, el sacrificio que pueda ofrecer, mi vida y mi muerte son para Allah, el Señor de los mundos. Él no tiene coparticipe. Eso es lo que se me ha ordenado, Soy el primero de los musulmanes “ Sura 6, Los rebaños, aleyas 162, 163
En los tiempos antiguos, dijo el pueblo de Shueib a su profeta –sobre él sea la paz- cuando éste les prohibió defraudar a la hora de medir o pesar, prohibiéndoles también tanto el acaparamiento y especulación con las mercancías y bienes, como el control injusto que ejercían de los caminos por los llegan esas mercancías a los mercados. “Le dijeron: ¿Es que tus creencias te mandan que abandonemos lo que nuestros padres adoraban o que hagamos con nuestras riquezas lo que queramos? ¡Oh¡ entonces tú eres el comprensivo, el rectamente guiado” Sura11, Hud, aleya 87 Y él respondió con ironía, pues ellos no sabían o no querían saber, que el cumplimiento de lo que Allah Altísimo legisló en cuanto a la circulación de los bienes en el comercio forma parte de los principios de la fe y sus requisitos, lo mismo que la realización de la oración. Leímos hace unos momentos las palabras del Altísimo que dirige a su Profeta –Allah le bendiga y salve- y a través de él a su comunidad: “Di: En verdad mi oración, el sacrificio que pueda ofrecer, mi vida y mi muerte son para Allah, el Señor de los mundos. Él no tiene coparticipe. Eso es lo que se me ha ordenado, Soy el primero de los musulmanes “Sura 6, Los rebaños, aleyas 162, 163. Con estas palabras nos indica que lo que se pide a todo musulmán es que su oración, la adoración, en todos sus tipos, sus obras en su vida, haciendo el bien y evitando el mal, y su muerte estén vinculadas con la fe, ya que todo pertenece a Allah Todopoderoso y a nadie más, si no estaríamos hablando de idolatría, ¡ Qué Allah no lo permita¡
A propósito de eso, sentimos decir con enorme pesar que mucha gente, incluso musulmanes, en una cuestión como está no se diferencian en sus planteamientos o ideas del pueblo de Shueib. Sí, e incluso hay gente que hasta hoy en día continúa negando la existencia de vínculo entre su credo y la moral, especialmente en lo referente a los tratos comerciales, y se preguntan, deliberadamente o por ignorancia, cosas como éstas: ¿Qué tiene que ver el Islam con los comportamientos personales? ¿Por qué se entromete el Islam en temas como los desnudos en las playas? ¿Qué tiene que ver el islam con el comportamiento sexual de cada persona. Si hay acuerdo entre las dos partes el Islam – piensan ellos- no se debe entrometer? ¿Por qué tiene que prohibir el Islam beber un poco de alcohol, si esto se hace para integrarse socialmente? ¿Por qué prohíbe las transacciones usureras? ¿Por qué critica el Islam la habilidad del engaño, si éste no cae bajo la pena de la ley? Incluso hasta hoy en día hay quien niega enérgicamente que pueda intervenir la religión en la economía y niega que el comportamiento tenga algo que ver con el credo o con la moral, Entonces, ¿cuál es la diferencia entre estas preguntas y las que le formuló su pueblo a Shueib: ¿Es que tus creencias te mandan que abandonemos lo que nuestros padres adoraban o que hagamos con nuestras riquezas lo que queramos? Sura11, Hud, aleya 87.. Allah nos benefició con el Sagrado Corán y con los hadices de nuestro Profeta, el sincero, el fiel, y me protegió a mí y a vosotros de su castigo humillante, y me perdonó a mí, a vosotros y al resto de los musulmanes, pues le pidieron perdón y Él les perdona. Él es el gran Perdonador, el Misericordioso.
La religión del Islam, como es sabido, reconoce como principio el derecho a la propiedad privada, pero no lo deja como derecho de una forma absoluta, sin restricciones, sino que a su lado ha establecido otros principios con el objetivo de que junto con este derecho se consiga el bien de la comunidad, con el mismo nivel con el que se consigue el beneficio del individuo. Entre estos principios está que se establece que el individuo propietario de bienes se considera como el empleado o representante en la comunidad, y ciertamente ella ha delegado en él lo que delegó Allah. Dijo el Altísimo:” Creed en Allah y Su mensajero y gastad de aquello que ha delegado en vosotros “Sura 57, El hierro, aleya 7. Por esto, se habló a la comunidad que interviniese para prohibir al incapaz que manejase su dinero hasta que se familiarice en él el buen juicio y comportamiento “No deis a los incapaces la riqueza que Allah ha dispuesto para vuestro mantenimiento. Alimentadlos con ella, vestidlos y hablarles con palabras convenientes. Examinad a los huérfanos y cuando hayan alcanzado la edad del matrimonio, si encontráis en ellos sensatez y rectitud, entregadles sus bienes” Sura 4, Las mujeres, aleyas 5 y 6.
Es desagradable que el dinero esté en manos de un grupo especial de gente y que se prive de él a los demás, estando algunos en enorme necesidad. Dijo el Altísimo: “Lo que Allah le dio a su mensajero en calidad de botín procedente de los habitantes de las aldeas, pertenece a Allah y al Mensajero, a los parientes y a los huérfanos, a los pobres y a los viajeros, para que así no haya privilegio para vuestros ricos” Sura 59, La concentración, aleya 7. Aquí se nos habla de la necesidad de hacer participar a los pobres de este dinero para que haya en la sociedad algo de equilibrio. La acumulación de dinero en una parte y la ausencia de él en otra son hechos enormemente vergonzosos, además de que provoca animosidad y rencores.
La propiedad del dinero no se fija por cualquier medio, sino que es necesario que el medio esté autorizado por parte del dueño real de la fortuna o los bienes de este mundo, o sea Allah Todopoderoso, y el trabajo es uno de estos medios, por lo que hay en él de justicia entre el esfuerzo realizado y la recompensa conseguida. En cuanto al trabajo, hay diversos tipos, debiendo el individuo elegir entre ellos el que le conviene o lo que sea mejor para él. El comercio es uno de esos trabajos, e incluye diferentes labores en las que se trasladan las materias primas y los artículos fabricados de mano a mano, con lo que se consigue el beneficio de ambas partes. Pero tanto los vendedores como los compradores tienen limitadas sus actuaciones y comportamientos por los mandatos del señor de los bienes, que es Allah Altísimo, por lo tanto, no debe haber ni fraude, ni monopolio o acumulación, ni robo ni abuso o explotación.
Por esto encontramos que el Islam prohíbe el ejercicio de la usura en cualquier trato, por lo que contiene de abuso repugnante sobre el necesitado. Dijo el Altísimo:” Vosotros los que creéis ¡Temed a Allah y renunciad a cualquier beneficio de usura, si sois creyentes! Y si no lo hacéis, sabed que Allah y Su Mensajero os han declarado la guerra. Pero si os volvéis atrás, conservaréis vuestro capital. Y no seréis injustos ni sufriréis injusticia” Sura 2, La vaca, aleyas 278, 279. Pero no solo eso, el Islam en su reprobación del asunto de la usura ha llegado al extremo de maldecir a todo el que participa en algún grado en ella. Muslem, en hadiz transmitido por Yaber, narró “El Enviado de Allah –Allah le bendiga y salve- maldijo al que consume la usura, al que la paga, a los que la atestiguan, y al que la escribe, a todos por igual” Y prohibió el engaño, tanto en lo que respecta a la mercancía como con el dinero. En otro hadiz se dice: “Quien obra deshonestamente o engaña no es de los nuestros”(Muslem y otros), ya que es engaño y traición, y el beneficio que se extrae de ello es haram. En otro hadiz aparece: “Ciertamente la carme que crece de la impureza no aumenta (es decir, el cuerpo que se alimenta con lo prohibido y creció con la gentuza) y el Fuego del Infierno va a ser lo primero en él“ Al Termidhi y al Nasa´i. Y prohibió el acaparamiento, la especulación. En un hadiz se dice “Quien acapara comete un error” (Muslem) Y esto es porque el acaparamiento anula la libertad de comercio y el acaparador es el que no permite a otros que se traiga de mercancía lo que trae él, y de esta forma gestiona el mercado en su beneficio y para daño de los demás. En un hadiz se dice” sin daño, sin daño” (Ibn Maya y al Daraqutni en su masnad y Malek en al-Muweta. Al revés de esto encontramos también quien, tomando en consideración el espíritu de hermandad y preservando el espíritu de cooperación, ofrece un buen préstamo: Dijo el Altísimo: “Quien ofrecerá a Allah un préstamo generoso para que Él se lo devuelva multiplicado, para él habrá una buena recompensa” Sura 2, La vaca, aleya 245, y se guía al prestamista a mirar por el prestatario si estuviese éste en una situación crítica “Si estuviese en estrechez económica, pues mira para hacérselo fácil” En un hadiz se dice: “Quien quiera alegrarse de que Allah le salve de las penas y angustias del Día del Juicio, que le dé un plazo mayor a su deudor, que le perdone la deuda o parte de el” Muslem. Así mismo se guía al deudor a esforzarse para devolver la deuda como cumplimiento de su deber. Aparece en un hadiz: “Quien tome dinero de la gente con la intención de devolverlo, Allah se lo devolverá en su nombre, y cualquiera que lo tomase con la intención de desperdiciarlo y no devolverlo, Allah lo extraviará”. Al Bujari. Malek, Muslem y otros narraron que un hombre vino al Profeta –Allah le bendiga y salve- y dijo “ ¡Oh Enviado de Allah¡ ¿crees que si me matan luchando por Allah mis pecados serán borrados de mí? Respondió: Si, si fueras paciente y sincero y lucharas siempre de cara al enemigo y nunca le dieras la espalda. El hombre para corroborar las palabras volvió a preguntar: ¿Qué dijiste? Le respondió de nuevo: Si, excepto las deudas, pues Gabriel me ha dicho esto” E invita a la tolerancia y a facilitar las cosas positivas en el comercio y en cualquier tipo de comportamiento. Dijo el Profeta – Allah le bendiga y salve-: Las dos partes son libres de elegir siempre que no se separen. Si son veraces y lo tienen claro, bendito sea el trato de venta; en cambio, si ocultan y mienten la bendición de su venta será aniquilada” (Los dos sheyjs)”. Y dice: “Qué Allah tenga misericordia de un hombre que se caracteriza por su tolerancia cuando vende, cuando compra y si lo requiere” Al -Bagdadí y al-Temidhi.
Pido a Allah que nos haga de los que escuchan las palabras y siguen lo mejor de ellas. Amen. Alabado sea Allah, Señor de los Mundos.