La alabanza para Allah, Señor de los Mundos, la paz y las oraciones sean sobre el señor de los enviados, su familia. y todos sus compañeros. Queridos hermanos creyentes: Hace unos días despedimos un año y recibimos un año nuevo. Con el nuevo año llega una conmemoración muy querida para todos los musulmanes, una fecha que llegó a cambiar el cauce de la historia: el aniversario de la Hégira que llevó a cabo el Enviado de Allah –Allah le bendiga y salve- desde La Meca a Medina. Esta migración o hégira fue el punto de partida del Islam y el comienzo de la construcción de un estado independiente. Con ella se puso punto y final al vasallaje y a la debilidad, y se produjo el discernimiento claro entre la Verdad y lo vano o falso.
La hégira vino a ser una victoria sobre la ignorancia (yahiliya) -imperante en aquellos tiempos- y la idolatría. También supuso el anuncio de monoteísmo puro y la lealtad completa a Allah, a Su enviado y a los creyentes, pues la migración no fue una simple salida de La Meca – la Madre de las Ciudades-, ni fue una huida de la tiranía de quraish para librarse de su opresión, sino que fue una rebelión contra una sociedad de la ignorancia (yahiliya) y sus tradiciones. Esa ignorancia que convirtió la sociedad en dos clases sociales: la clase social de los señores y la de los siervos; esa ignorancia que impide la justicia y la igualdad, mata la creatividad y anquilosa el pensamiento. Ningún principio puede tener éxito a la sombra de una yahiliya autoritaria y controladora. El Islam nos invita a los principios morales elevados y a poner como base el mérito; mientras, que por el contrario, la yahiliya busca destruir la ética y lo recto, y expandir la bajeza y la corrupción. ¡Cuán grande es la diferencia entre el que construye y el que destruye¡,
Como dice el dicho: “Cuántos días va a durar la construcción si lo que tú construyes otro lo destruye”. Por eso, la Hégira es un tema que no se puede eludir, no es sólo un capítulo en la biografía del Profeta -la paz y las bendiciones de Allah recaigan sobre él- sino que fue un punto de separación en un camino que lleva hasta el Día de la Resurrección; pues cuando Allah quiso hacer aparecer su religión (din) y reafirmar a su enviado -Allah le bendiga y salve- y a todos los creyentes que estaban con él, le ordenó la migración para que fuese el punto de separación entre la Verdad y la falsedad, y así comenzó de hecho una época nueva, con misericordia para todos e invitación (da`wa) a la religión de Allah dirigida a toda la humanidad, para establecer la justicia y la igualdad. Fue un esfuerzo y un sacrificio de los emigrantes -Allah esté satisfecho de ellos-, quienes se sacrificaron con todo lo que lo que es motivo de orgullo en esta vida por establecer la religión de Allah. Y Allah, alabado sea, quiso convertir la emigración en una marca luminosa sobre el pecho de todo el que participó en ella, tanto hombres como mujeres, por su gran esfuerzo por conseguir divulgar el mensaje de Allah. Por su parte, la historia hizo eterno el recuerdo de Abu Baker as-Sidiq y de su hija -Allah esté satisfecho de ambos- por el papel que jugaron en el éxito de este viaje bendito.
Queridos hermanos y hermanas: El Profeta -Allah le bendiga y salve- tenía preocupación por buscar quien le protegiese y le apoyase -hasta que madurase entre la gente la religión de Allah- para hacer frente al tratamiento cruel de los tiranos de quraysh, especialmente después del fallecimiento de su tío paterno, Abu Taleb, que le había defendido hasta el último momento de su vida, y tras el fallecimiento de su esposa, Jadiya bint Juwaylid -Allah esté satisfecho de ella-, quien le apoyó y se posicionó a su lado en los más difíciles momentos, ayudándole con sus bienes, lo cual agradecería el Profeta al preservar para ella estas actitudes, recordó su biografía perfumada y honró a las amigas de ella por su lealtad hacia Jadiya, hasta el punto de que Aisha tuvo en cierta ocasión celos -Allah esté satisfecho de ambas –respondiendo el Profeta: “ Cuando la gente no creía en mí, ella creyó en mí; cuando la gente me negó, ella me creyó; me apoyó con su dinero, cuando me lo privó la gente. Allah Todopoderoso me otorgó de ella el varón que no tuve con las otras mujeres”.
Tras la muerte de Abu Taleb y Jadiya, los líderes del mal de quraysh se envalentonaron contra el Profeta -Allah le bendiga y salve- y aumentaron sus acosos, hasta que se desesperó de ellos y tuvo la certeza de que La Meca no era un lugar válido para llevar a cabo la invitación a la religión de Allah (da`wa); así que salió en busca de un lugar sustituto. El mes de shawwal del año 10 se dirigió a Ta´if con la única compañía de Zayd ben Hariza, y llegó a donde estaban tres jefes de la tribu zaqif. Les explicó el Islam y les invitó a Allah y a la victoria de su religión, pero le respondieron con la peor de las respuestas. Cuando se desesperó –Allah le bendiga y salve- de la respuesta de ellos a su invitación, les pidió que ocultasen la noticia de este encuentro para que quraysh no persistiese en el acoso a los musulmanes y siguiese con sus agresiones. Sin embargo, en lugar de responderle a eso, incitaron contra él a los necios y a los niños, y empezaron a lanzarle piedras hasta que sus nobles pies sangraron, resultando herido Zayd ben Hariza mientras intentaba apartar las piedras del Enviado – Allah le bendiga y salve-, teniendo que refugiarse ambos en un huerto y resguardarse en él. Entonces, el Profeta -Allah le bendiga y salve- se dirigió a su Señor con esta plegaria: “Oh Allah, sólo a Ti me quejo de mi débil fuerza, mi poca maña y la poca paciencia con la gente. Oh, Tú, el más misericordioso. Tú eres el señor de los oprimidos y Señor mío. ¿A quién me confiarás? ¿A algún extraño que me pondrá mala cara o a un enemigo a quien le darás autoridad sobre mis asuntos? No me importa mientras no estés enfadado conmigo. Sin embargo, tu gentil favor me sería de gran ayuda. Busco refugio en la luz de tu rostro que ilumina todas las tinieblas, y los menesteres de este mundo y de la otra vida se disponen con justicia para no despertar tu cólera ni tu enfado sobre mí. Sin embargo, tu potestad es reprocharme mientras no estés satisfecho. La fuerza y el poder sólo residen en Ti”
Y así terminó su viaje – Allah le bendiga y salve- a Taif. Sí, había un pueblo, pero no había una esperanza con ellos. Sus comportamientos fueron decepcionantes. Volvió a La Meca triste, pero no se humilló ni se eternizó en el descanso, sino que continuó su da`wa. Durante la época del hayy (la peregrinación) siguió difundiendo el mensaje de Allah y mostró su da`wa a las tribus. De ellos, hubo quien la rechazó, otros pusieron condiciones de poder. Hasta que Allah amarró para él a un grupo de la gente de Medina. Entonces, les invitó al Islam, confiaron en él y respondieron a su llamada. Les envió a Mussab ben `Umayr, quien les invitó a la religión de Allah, les enseñó el Corán y les guió en las oraciones, siendo aceptado -Allah este satisfecho de él- en su da`wa. Pudo atraerse a unos dirigentes de los ansar (seguidores medinenses del Profeta) y con sapiencia, buena perseverancia, y debatiendo con ellos sobre lo que era mejor, les invitó al Islam. Esto facilitó la entrada en masa de los ansar en la religión de Allah. Después de un año de da`wa en Medina volvió a La Meca en la época del hayy encabezando una delegación compuesta de 32 hombres y 2 mujeres, que hicieron el juramento de fidelidad a él en Aqaba. En este pacto, entre otras cosas, se juramentaron apoyar al Mensajero de Allah -Allah le bendiga y salve- y protegerlo en su emigración a Medina. Después de este juramento bendito, el Profeta- Allah le bendiga y salve- ordenó a sus compañeros emigrar a Medina: “Ciertamente Allah Altísimo os ha dado a vosotros hermanos y un hogar en el que estaréis seguros”. Entonces, los musulmanes comenzaron a dirigirse a Medina, mientras que el Profeta – Allah le bendiga y salve- continuó en La Meca, esperando la autorización de su Señor, hasta que quraysh conspiró para matarle, entonces le avisó Allah que tenía que emigrar. Junto con él estaba Abu Bakr as-Siddiq -Allah esté satisfecho de el-, que le acompañó en la cueva tres días hasta que cesó la búsqueda. Después, continuaron el viaje hasta Medina. Cuando llegó a Medina, encontró que la gente le estaba esperando para recibirle. Le esperaban desde que tuvieron noticias del Juramento bendito.
Con su llegada- Allah le bendiga y salve- a Medina al-Munawara, la da`wa entró en una nueva etapa. Se colocaron los fundamentos y bases para construir el estado islámico y una sociedad nueva. Las bases de la construcción se basaron en tres principios: 1) La mezquita 2) La fraternidad entre los emigrantes de la Meca y los ansar. 3) Un pacto con los habitantes judíos de la ciudad que garantizaba la seguridad y la estabilidad. Este pacto garantizó el respeto mutuo, la convivencia y la defensa común de la ciudad. Para los musulmanes el pacto era un dogma, hasta que lo rompieron los judíos, como era su costumbre.
Hermanos y hermanas: las lecciones de las que podemos aprender en esta biografía del Profeta son muchas, pues nos explica cómo debemos comportarnos en la totalidad de las situaciones: en caso de debilidad y en caso de fuerza, en caso de dificultades y en caso de facilidades. Cómo comportarnos con los que están de acuerdo y con los que están en desacuerdo, pues el enviado -Allah le bendiga y salve- es nuestro modelo a seguir y nuestro guía, y no completaremos nuestra fe hasta que no sigamos plenamente su ejemplo. Dijo Allah Altísimo: “Realmente en el Mensajero tenéis un hermoso ejemplo” Sura 33, Los coaligados, aleya 21.
Ciertamente el mensaje del Islam vino para hacer prevalecer la Verdad y abrogar lo vano y lo falso. Vino para extender la justicia y la igualdad entre la gente, sin discriminar entre árabe o extranjero, ni entre blanco o negro, excepto por el temor a Allah; y su principio es la verdad. La verdad es todo asunto apoyado por las mentes brillantes y satisfecho por el sentimiento religioso sano, el sentimiento religioso que de forma innata nos concedió Allah, y abarca juicio, hechos y cuestiones sobre los buenos asuntos de la gente en cuanto a esta vida y al más allá. Lo vano o lo falso es lo contrario de eso: es todo asunto que se enfrenta con el sentimiento religioso innato y niega los razonamientos sanos.
La da`wa de nuestro Profeta vino para destruir los principios vanos y falsos y para construir sobre sus ruinas los pilares de la Verdad. Dijo el Altísimo “Y di: la verdad ha venido y la falsedad se ha desvanecido. Sin duda, la falsedad siempre tiene que desvanecerse por su propia naturaleza” Sura 17, el viaje nocturno, aleya 81. Y nuestro señor Mohammad -Allah le bendiga y salve- es de aquellos enviados que invocan a Allah e invitan a seguir la verdad y su protección, evitar lo falso y luchar contra ello. Desde el primer día, cuando empezó a divulgar el mensaje de Allah, se encontró con una gran oposición en su pueblo. Les llamó a la verdad, representada en la creencia permisiva, sana que invita a la adoración a Allah, al que se debe todo engrandecimiento y veneración, y fija en las manos de Allah el día de la Resurrección y del Juicio Final. Es una verdad con una ética elevada, características nobles representadas en la piedad y la misericordia, la cooperación para hacer el bien, el vínculo de la consanguinidad y el buen comportamiento, con intercambio de lo provechoso sobre el principio de la igualdad y la justicia. Y se basa en el juicio justo, sano, que se levanta sobre la consulta mutua y la “shura” para edificar una sociedad justa en la que la totalidad de la gente disfrute de seguridad y estabilidad.
Allah nos agració, a mí y a vosotros, con el Sagrado Corán y nos protegió, a mí y a vosotros, del tormento doloroso y nos perdonó, a mí, a vosotros y al resto de los musulmanes.
La segunda jutba: La alabanza para Allah, Señor de los mundos. La retribución sea para los justos. No hay agresión sino sobre los injustos. Las oraciones y la paz sean sobre el Enviado de Allah, su familia y todos sus compañeros.
Queridos hermanos y hermanas: Hoy es el séptimo día del mes Muharram y el martes es el décimo día, el día de Ashura, cuando Allah salvó a su Profeta Moisés (Musa) – sobre él sea la paz- y a su pueblo, y ahogó en el mar a su enemigo el faraón y a sus soldados. Entonces Moisés- sobre él sea la paz- como agradecimiento a Allah ayunó. Cuando el Profeta -Allah le bendiga y salve- llegó a Medina encontró que los judíos ayunaban el día de Ashura y les preguntó a propósito de eso. Ellos le respondieron: “Este fue un día extraordinario, salvó en él Allah a Moisés, y nosotros ayunamos como agradecimiento a Allah.” El Profeta -Allah le bendiga y salve- les contestó: “Nosotros somos más dignos de Moisés (Musa) y tenemos más derecho a él que vosotros”; y ayunó y ordenó a la gente que ayunase. Y nosotros ayunamos siguiendo la sunna de nuestro Profeta -Allah le bendiga y salve-. Aprovechando esta ocasión quiero señalar que los musulmanes en el occidente islámico han tomado por costumbre dar el zakat en este tiempo, al considerar que es el comienzo del año; en tanto que en el oriente islámico lo dan en el mes de Ramadán, por el rango que tiene en los espíritus de los ayunantes. El zakat es una obligación para todo musulmán que posee el monto mínimo establecido por la ley islámica tras haber pagado todo lo que se debe pagar de deudas, alquiler, salarios y otros gastos; y se estima en el dos y medio por ciento. En cuanto a oro, el nisab o cantidad mínima equivale a 85 gramos de oro y se da a quien lo merece. Hay quien desea cogerlo, pero quizás no será merecedor del zakat. La aleya sagrada indica los ocho grupos que merecen el zakat: Dijo el Altísimo: “Realmente las donaciones han de ser sólo para los pobres, los indigentes, los que trabajan en recogerlas y repartirlas, para los que tiene sus corazones amansados, para rescatar esclavos, para los abrumados por las deudas, para causa en el camino de Allah y para el hijo del camino. Esto es una prescripción de Allah y Allah es Conocedor y Sabio” Sura 9, at-Tawba, aleya 60. Por corazones amansados se refiere a los que están a punto de entrar en el Islam o a musulmanes muy recientes. Ibn Huraira narró que el Profeta –Allah le bendiga y salve- dijo :”El necesitado no es el que va de puerta en puerta, pide y recibe uno o dos dátiles, uno o dos bocados; sino que el verdadero necesitado es aquel que se abstiene (por dignidad) de pedir a la gente. De su apariencia no se desprende que sea necesitado ni deba recibir limosna, ni el mismo pide nada a los demás”. Y esto es porque aquel que por dignidad se abstiene de pedir a la gente, nadie se solidariza con él, ni le dan limosnas y queda en estado de necesidad. La alabanza para Allah, Señor de los mundos.