El mes de rabia al-awwal ha conocido desde hace siglos una sucesión de acontecimientos extraordinarios que posteriormente para los musulmanes se han convertido en recuerdos que se conmemoran con alegría o tristeza cada vez que retorna este mes. Entre los más importantes de esos hechos tenemos el nacimiento de nuestro Profeta – Allah le bendiga y salve-, su “hiyra” o hégira y su fallecimiento. Y si su nacimiento y el día en que entró en Medina se consideran de los días más felices de esta vida, el día de su fallecimiento fue de los más duros para sus compañeros especialmente, y para todos los musulmanes en general. Al-Darimi narró de Anas -Allah esté satisfecho de ambos-: “Dijo: No vi un día más hermoso y luminoso que el día en que el Enviado de Allah -Allah le bendiga y salve- vino a nosotros, y no he visto un día peor ni más oscuro que el día en que murió el Enviado de Allah -Allah le bendiga y salve”. Creedlo, pues si cuando se produce la muerte de ulemas, y ellos son herederos de los enviados supone una desgracia, entonces como será la muerte del Enviado y él es el que deja la herencia.

Su muerte fue una desgracia porque significó cortar la revelación divina. Abu Bakr y Omar –Allah esté satisfechos de ambos- tras la muerte del Profeta –Allah le bendiga y salve- fueron a visitar a Umm Ayman -que había cuidado al Profeta cuando era niño tras la muerte de su madre Amina-, y cuando entraron empezó a llorar. Ellos le preguntaron: ¿Qué es lo que te hace llorar? ¿No sabes que lo que Allah tiene para él es mejor? Respondió: Sí, pero yo lloro porque la revelación del cielo se ha interrumpido. Y empezaron a llorar con ella –Allah esté satisfecho con todos ellos-

Y antes, cuando aparecieron ante ellos los primeros signos de la despedida y sus señales con ocasión de la Peregrinación del Adiós, lloraron por él –Allah le bendiga y salve a él, a su familia y a sus compañeros-. El Profeta dijo allí: “¡Oh Pueblo!, tomad, realizad los ritos, pues quizás no lleve a cabo otra peregrinación después de este año” (Muslem). Y cuando descendió la aleya “Os he completado vuestra practica de adoración.” Sura 5, La Mesa servida, aleya 3, lloró Omar. Entonces le preguntó ¿Qué es lo que hace llorar? A lo que respondió: He llorado porque estábamos aumentando en nuestra religión, pero si la ha perfeccionado y completado, entonces no queda nada por completar, ya que si no hubiese indicado que falta algo”. Dijo: Has hablado la verdad. Y la muerte del Profeta –Allah le bendiga y salve- ocurrió 81 días después (Ibn Kathir).

Y lloraron cuando se reveló sobre él la sura 110, La victoria. La señal estaba presente porque la conquista se había completado y la entrada de la gente en la religión en masa se había conseguido, entonces supo el Enviado de Allah – Allah le bendiga y salve- a la sombra del Corán que su plazo había llegado. Y cuando se dirigió a la gente en Gadir Jumm (arroyo de Jumm), de regreso de su peregrinación, después de que el ángel Gabriel le hubiese ordenado que se detuviese en ese lugar junto con sus acompañantes; entonces el Profeta se dirigió a la gente y les mandó que fuesen fieles a la gente de su casa con estas palabras “Recordad a Allah en la gente de mi casa”. Ali había venido del Yemen para estar con él en la peregrinación, y algunos soldados se quejaron de su severidad en el comportamiento. Entonces el Profeta- Allah le bendiga y salve- les dijo indicándoles la virtud de Ali: “Cualquiera que me tenga como su mawla o protector, tiene a Ali como su mawla o protector” . Y añadió: “ Oh Allah hazte amigo del amigo de Ali y sé el enemigo de su enemigo” (Biografía del Profeta. Akram Díá al Omari, página 551.

Y cuando oró por los compañeros muertos en Uhud, como si se despidiese. Después subió al “minbar” o púlpito y dijo: “ Yo voy a adelantaros en vuestra cita con el Paraiso Os sirvo de testigo. Yo miro a él desde este mi rango. ¡Por Allah! Lo que temo no es que os volvaís hacia el politeísmo después de mí, más bien temo que os pongáis a rivalizar” Y dijo Oqba ben Amer: “Y fue la última mirada al Enviado de Allah”. Y cuando Abu Muwaihiba despertó a su señor, salió hacia medianoche y fue al Baqi, donde pidió perdón por los muertos diciendo: ”Que la paz sea con vosotros., gente de los cementerios. Los vivos os comparecerán por vuestra suerte, pero las tentaciones de la vida llegan como los momentos de una noche de tinieblas. Se suceden y las últimas son peores que las primeras”. Después se dirigió a Abu Muwaihiba con estas palabras: “Abu Muhayihiba, se me dieron las llaves de los tesoros del mundo y la eternidad en él, luego el Paraíso, y se me dio a elegir entre eso o encontrarme con mi Señor y el Paraíso. Y dijo Abu Muwaihiba: “Por mi padre, por ti y por mi madre, coge las llaves, coge las llaves de los tesoros de este mundo, la eternidad en él y el Paraíso”. A lo que el Profeta respondió:” No, juro por Allah que he elegido el encuentro de mi Señor y el Paraíso”: Luego pidió perdón por la gente de Al Baqi, se marchó, y comenzó el Enviado de Allah – Allah le bendiga y salve -con su dolor, así que entró donde estaba Aisha y la encontró quejándose de dolor de cabeza.

Y cuando llamó a su hija Fátima y le confió un secreto, ella se marchó llorando. La llamó por segunda vez y le susurró otra cosa, y ella se rió. Cuando después fue preguntada por el motivo de su llanto y de sus risas, ésta respondió: “Primero me informó que iba a morir, y lloré. Luego, me confió que yo sería la primera de su familia que me uniría a él, y entonces me eché a reír” (al Bujari y Muslem). Y por último, cuando habló a la gente y les anunció la proximidad de su muerte, y ellos no se lo podían creer. Dijo: “Un siervo a quien Allah le ha dado a elegir entre darle lo que quisiese de la flor del mundo o estar con su Señor. Y eligió estar con su Señor”. Y lloró nuestro señor Abu Bakr, y se sorprendió la gente de su llanto. Dice Abu Said: “Y el Profeta fue al que se le dio a elegir y Abu Bakr nos informó de eso” Hadiz cierto. Estas son algunas de las señales de la cercanía de la muerte del amado –Allah le bendiga y salve- y provocaron en las almas de sus compañeros que sus corazones se asustasen, y tenían derecho de estar asustados, y lloraron sus ojos, y tenían todo el derecho de llorar. ¿Pero después que sucedió?

Después de su vuelta de la Peregrinación del Adiós, al cabo de casi tres meses, se hizo más crítica la enfermedad que sufría. Sus síntomas habían comenzado el séptimo año tras las conquista de Jaibar, después de tomar un pedazo de cordero envenado que le había ofrecido la esposa de Shal-lam ben Mishkam, y eso que él lo escupió, pero el veneno ya había dejado su huella en él. La enfermedad comenzó con un tremendo dolor de cabeza e intensa fiebre en el cuerpo. Él se encontraba en casa de Maimuna, Después vio a sus mujeres -Allah esté satisfecho de ellas-, que aceptaron que fuese atendido en la casa de Aisha, ya que creían que sería positivo para su descanso debido a las atenciones que ella le procuraba: Se dirigió a casa de Aisha marchando entre Al-Fadol ben Abbas y Ali ben Abu Taleb, con la cabeza vendada, caminando paso a paso. Aisha -Allah esté satisfecho de ella- le recitaba versículos de las suras 113 y 114, le soplaba en la cara y le cogía su mano con la esperanza de que su acto tuviese bendición. Cuando sintió que la intensidad de la fiebre había bajado un poco, salió a la gente, rezó con ellos y les dio el sermón, y entre lo que dijo en este sermón o jutba:”¡Oh gente!, si he sido injusto con alguno de vosotros, aquí tiene mi espalda. Se puede desquitar o pedirme reparación”. Un hombre se levantó y dijo: “Me debes 3 dirhams”. Él respondió: ¡Dáselos, Fadl!. Después dijo: “Quien tenga algo, que cumpla con ello o lo reclame. Los escándalos y la deshonra de este mundo son más fáciles que los escándalos del Más Allá” Otro hombre se levantó y dijo: “Tengo tres dírhams para darlos fi sabil Allah.” Dijo el Profeta: ¡Cógeselos Fadl!: Luego dijo: “Os pido que seáis fieles a los Ansar, pues ellos son sobre los que me apoyo –mis tripas-, mi grupo y mis ojos, centro de mis confidencias. Hicieron sus deberes y ahora les queda gozar de sus derechos, así que aceptad sus cosas buenas y dejad pasad sus cosas malas”. Y dijo: “El hombre más fiel, más generoso con su compañía y sus bienes es Abu Bakr. Si tuviese que escoger un compañero intimo ese sería Abu Bakr. No obstante, la fraternidad y el amor en el Islam no dejan, en la mezquita, abrir ninguna puerta salvo la de Abu Bakr“. Después volvió a casa de Aisha y la enfermedad fue empeorando. En el quinto día, cuatro días antes del fallecimiento, se reunieron los compañeros (ashab) con él y él les dijo: “¡Venid! Voy a redactaros un documento que hará que no os extraviéis nunca”. Alguno de ellos dijo: “Nos habla bajo el efecto de la fiebre y tenéis el Libro de Allah. El Libro de Allah es suficiente” Cuando le vieron, discreparon entre sí y se pusieron a discutir. Había quien decía. “Acercaos a él que os va a escribir un documento”; y había otros que decían lo contrario. Ante esto el Profeta –Allah le bendiga y salve- les dijo: ¡Marchaos! (al-Bujari). Es necesario que prestemos atención aquí que el asunto de traer los instrumentos de escritura no era de obligación y el Profeta- Allah le bendiga y salve.- no permitió sus peleas. Si hubiese querido se lo hubiese dicho u ordenado oralmente, como les había encomendado que expulsasen a los judíos, a los cristianos y a los politeístas de la Península Arábiga (Fath al-bari 132/8). Cuando empeoró la enfermedad y le incapacitó de salir a dirigir la oración con la gente dijo: “Ordenad a Abu Bakr que sea el imam“. Pero Aisha, temerosa de que la gente mirase mal a su padre, le pidió a Omar ben al–Jattab que fuese él el que dirigiese la oración. El Profeta al despertarse volvió a decir: “Ordenad a Abu Bakr que sea el imam”, volviéndose a encontrar de nuevo con el rechazo, Entonces se enfadó y dijo. ”Vosotras sois las compañeras de Yuseef. Ordenad a Abu Bakr que dirija. a oración”.

Los días en los que no estuvo en la oración con la gente fueron de los más difíciles días para él. El declaró que estaba terriblemente fatigado. Fátima se dio cuenta de la gravedad y dijo: “Y la angustia del padre” El respondió: “Tu padre no tiene angustias después de hoy”. Tenía sumergida su mano en un recipiente con agua, luego le pasaba un paño mojado por su cara y él decía: “No hay dios sino Allah, en la muerte hay agonía”. Pese a la intensidad de los dolores siguió preocupado por las enseñanzas del mensaje, empeñado en recordárselas a la gente. Lo que temía es que su comunidad se degenerara después de él y se apegara a gentes y santuarios, como habían hecho los judíos y los cristianos (la gente del Libro). Y esto es lo que hizo mientras estaba muy enfermo, casi agonizando. Les previno y dijo “¡Qué la maldición de Allah caiga sobre los judíos y los cristianos porque tomaron las tumbas de sus profetas como lugares de culto! Que se tome en atención lo que hicieron” Hadiz cierto. Tenía miedo de que a su comunidad le dominase los deseos de la arrogancia y los caprichos de grandes, y que olvidasen la oración y negasen los derechos de los débiles. Y esto es lo que hizo mientras daba las ultimas bocanadas a la vida. Decía y repetía: “La oración, la oración, y lo que posee vuestra tu diestra”. Es decir: preservad vuestras oraciones y llevarlas a cabo en el tiempo prescrito. Ya apenas podía hablar.

Continuó Abu Bakr dirigiendo la oración de los fieles desde que se lo ordenó el Profeta –Allah le bendiga y salve- hasta la mañana del día en que murió. Cuando salió la gente de casa para la oración del “ feyer”, se sorprendieron con que el Enviado de Allah- Allah le bendiga y salve- quería salir para hacer la oración y recibieron una enorme alegría cuando vieron al Enviado de Allah levantar el velo que separaba la mezquita de la casa de Aisha. Él les indicó con su mano que siguiesen firmes en sus oraciones. Después se retiró, entró en su aposento y corrió la cortina. La gente se marchó y pensaron que él había superado su enfermedad. Dice Aisha: “Volvió de la mezquita y se acostó en mi habitación. Acudió a verle un hombre de la familia de Abu Bakr que tenía un siwak tierno (cepillo de rama natural). El Enviado de Allah dirigió la mirada hacia ese siwak y yo supe que lo quería. Le dije: ¿Lo cojo para ti? Y con una señal indicó que sí. Yo tomé el siwak, le arranqué la parte usada y lo mastiqué para ablándaselo, y lo cogió. Le pregunté: ¿Es blando para ti? Y con una señal dijo que si. Nunca he visto a nadie cepillarse los dientes tan bien como el Enviado de Allah -Allah le bendiga y salve.-, después le coloqué y encontré que el Enviado de Allah estaba peor. Fui y miré en su cara. Cuando lo miré, dijo :”Oh Allah llévame contigo¡ “ Y supe que él había elegido. Y eligió al que resucita con la verdad, y murió el Enviado de Allah Allah le bendiga y salve a él y a su familia-.

En cuanto la gente supo de su fallecimiento, sus mentes se ofuscaron y se oscureció la vida alrededor de ellos. Omar juraba a la gente que no había muerto, desenvainó su espada y amenazó con matar a quien afirmase que el Profeta había fallecido. Sólo había ido al encuentro de su Creador, de la misma manera que lo había hecho Musa ben Imran. Cuando le llegó la noticia a Abu Bakr, se dirigió a verle sin fijarse en nada hasta que entró donde estaba. Él se encontraba cubierto en un lado de la casa por un manto de seda negra. Le descubrió la cara, le besó y lloró, Después dijo: “La muerte que te escribió Allah a ti no te alcanzará dos veces”. Es decir, el Profeta había muerto la muerte física, que todos debemos de tener, pero no tendrá una segunda muerte, no habría una muerte espiritual. Después, salió y encontró a Omar hablando a la gente. Le dijo “Tranquilízate, ¡Omar! Después se dirigió a la gente y dijo -tras hacer las alabanzas a Allah-: “Aquellos de entre vosotros que adoraban a Mohammad, que sepan que Mohammad ha muerto. Quien adore a Allah, que sepa que Allah es el Viviente y nunca muere” Después continuó: “Mohammad no es sino un mensajero y antes que él han pasado otros mensajeros”. Tras escuchar esto, la gente se calló y Omar, al que no podían sostener sus piernas, se sentó. En cambio, Fátima cuando le confirmaron la. muerte de su padre, dijo: “Oh padre mío, respondió la llamada del Señor. Oh padre, el Paraíso es Tu morada.

La muerte es el final de todo ser vivo. Dijo el Altísimo” a su Profeta: “A ningún hombre anterior a ti le hemos dado la inmortalidad “. Sura 21, Los Profetas, aleya 34., Con su muerte -Allah le bendiga y salve- el mensaje con el que fue enviado pasó a su comunidad. Y yo y tú somos de ellos. ¡Qué Allah os preserve responsables y demostremos nuestra sinceridad en la fe y en el amor hacia Él“. La alabanza para Allah, Señor de los mundos