El tema de esta jutba es el análisis de una de las parábolas que encontramos en el Sagrado Corán. Pero ¿qué es una parábola o qué es un proverbio? El proverbio es una expresión sabia de pocas palabras, que se caracteriza por la representación de ideas o pensamientos en sentido figurado y tiene como objetivo sintetizar un concepto moral. En cuanto a la parábola, es una narración breve y simbólica de la que se extrae pensamiento moral.

La gente desde los tiempos antiguos encuentra en su naturaleza como seres humanos la inclinación a apoyarse en proverbios; no porque éstos aumenten la sinceridad de las palabras, sino porque el alma se acostumbra a ellos y brilla en sus alas la luz de su claridad. Por esto encontramos que Allah – alabado sea- utiliza abundantes parábolas o o sentencias en Su libro y en boca de su Profeta. Y entre las frases del Corán  utilizadas como proverbios entre la gente tenemos las palabras del Altísimo: “Cada facción está contenta con lo suyo”. Sura 30, Los Romanos, aleya 32. Y sus palabras: “He aquí que se nos ha devuelto nuestras mercancíasSura 12, Yusuf, aleya 65. Y de las frases proféticas que se han convertido en proverbios, tenemos la siguiente: “Un creyente no es picado dos veces en la misma madriguera”. Y el dicho “Si se agota tu montura, tu viaje se interrumpe”. Después de este preámbulo nos detendremos en una parábola que aparece en el Sagrado Corán, y son las palabras del Altísimo:” Hace descender agua del cielo y corre por los cauces de los valles según su capacidad, arrastrando espuma flotante. Y de lo que queman en el fuego para obtener adornos o utensilios, sale una espuma similar. Así ejemplifica Allah la verdad y la falsedad: La espuma se va, siendo un deshecho, y lo que aprovecha a los hombres permanece en la tierra. Así es como Allah pone los ejemplosSura 13, El trueno, aleya 17. Allah puso en esta aleya dos ejemplos que simbolizan la verdad, y son el agua pura y la esencia pura del oro, de la plata, y de otras cosas que nos pueden reportar beneficios. Y dos ejemplos para lo falso: la espuma del agua y la escoria de lo que queman en el fuego para obtener adornos, de las que no se saca ningún beneficio. La espuma del agua es lo que flota sobre ella en el momento en que se intensifica el movimiento del agua, es la espuma y desechos que arrastra un torrente; en cuanto a la escoria, son residuos que flotan en el crisol de los hornos metalúrgicos, y tampoco tiene ningún valor, y es arrojada o tirada. En cambio, lo que beneficia a la gente, como el agua pura, o la esencia pura, esto permanece en la tierra para beneficio del ser humano y de las otras criaturas del Allah.

Analicemos esta parábola para extraer su significado más profundo: “Hace descender agua del cielo y corre por los cauces de los valles según su capacidad, arrastrando espuma flotante… “. ¿Qué pretende decir con esta imagen? Dice Allah: “Así ejemplifica Allah la verdad y la falsedad” También  dice:“Así es como Allah pone los ejemplo” ¿Pero qué  ejemplifica aquí. En el “sahihein” aparecen estas palabras del Profeta –Allah le bendiga y salve-:  “Ciertamente el caso de aquello por lo que he sido enviado, tanto de guía como de conocimiento, es como el agua que cae sobre una tierra. Hay una parte de esta tierra que es fértil y húmeda, la cual absorbe el agua y hace crecer en ella una gran cantidad de pasto y de hierba. Y hay otra parte de esta tierra que está seca, pero retiene el agua, y con ella beneficia la gente para beber y regar. Y hay una tercera parte de esta tierra  que es árida y estéril, que ni retiene el agua ni permite creer los pastos. Así pues, ese es el caso del que entiende la religión (el din)  y se beneficia de aquello por lo que he sido enviado. Aprende y enseña. Y por otro lado, está el ejemplo de aquel que no le presta atención ni acepta la guía de Allah, motivo por el que he sido enviado” Y el Enviado de Allah es el primero y el que tiene más derecho  de interpretar las palabras de Allah.

Ahora nosotros, a la luz de esta interpretación, vamos a analizar esta parábola dividiéndola en cuatro elementos. El primero de ellos es el agua que desciende del cielo, y simboliza la revelación, que incluye el conocimiento de Allah y su guía o camino. El segundo  elemento es la tierra sobre la que cae esa agua, y simboliza a aquel al que le llega ese conocimiento y la guía de Allah. El tercer elemento indica que de la misma manera que corre el agua descendiente del cielo en las profundidades de la tierra y por sus valles y ríos, corre la guía divina en el interior de las personas y en las profundidades de sus corazones. Y lo mismo que cada valle acepta lo que precisa de agua, los corazones de la gente, según su amplitud  o estrechez, aceptan el conocimiento de Allah Altísimo y su guía. El cuarto elemento es lo que mencionó Allah a continuación: “arrastrando espuma flotante” Y esto se refiere a la espuma que tiene como burbujas o pompas que aparecen sobre la superficie del agua y que no tarda en convertirse en un desecho, dejando debajo de ella el agua pura y beneficiosa. Eso representa la situación de la verdad y lo falso. Lo falso, con su insignificancia y rapidez de su eliminación, es como la espuma desechable; mientras que la Verdad, como consecuencia de la autenticidad de su existencia, produce un beneficio; es como el agua, que si desapareciese no tendría vida la tierra. Por esto dijo el Altísimo: “Así ejemplifica Allah la verdad y la falsedad”.

Podemos extendernos un poco en la explicación de los elementos de esta parábola que utilizó Allah. Sobre el primer elemento podemos añadir que Allah Altísimo cuando hizo descender agua del cielo gracias a eso dio vida a todas las cosas en el mundo de la materia. Hizo que los seres vivos tuviesen alimento. Y frente a eso, para la vida espiritual, Allah Altísimo hizo descender la revelación. De ahí sus palabras: “Asimismo te hemos inspirado un espíritu que viene de Nuestra orden” Sura 42, La consulta, aleya 52. Esto es todo lo que se dice sobre este elemento. Sobre el segundo elemento, se puede añadir que la vida de las almas, de las personas, está en seguir la guía, el camino de Allah, sin el cual no habrá vida nunca. Y los que piden que se revivan sus almas con otra cosa que no sea lo que ha  revelado Allah, o piensan que ellas se vivificarán gracias a la abundancia de bienes que reúnen en esta vida, son unos ilusos. Dijo el Altísimo: “¿Acaso quien estaba muerto y lo devolvimos a la vida dándole una luz con la que camina entre la gente  es como quien está en oscuridad y sin salida? “. Sura 6, Los rebaños, aleya 122. Y continuarán aquellos desventurados muertos y no vivos  mientras estén alejados del origen de la vida auténtica. Esta vida no consiste en una energía vital que se propaga por los miembros y se mueve  con ella el ser humano,  como se mueve todo animal, sino que es una energía espiritual que se propaga al ser espiritual, en nosotros. Y si se propagase algo de esta energía a él, se estremecería y temería, y se reanimaría la vida. Y aquí nos preguntamos: ¿Cuál es la señal, el indicio de esta vida?  Sabemos que el agua cuando se mezcla con la tierra deja beneficios que vemos en la agricultura, en las flores y en los frutos. ¿Pero para la vida espiritual que señales nos deja? La respuesta es que para la vida espiritual hay varias señales o indicios, entre ellos, por ejemplo: que quien la haya conseguido sienta dicha y satisfacción por su suerte en la vida. Que sienta que lo que encuentra en el camino de fatigas  o cargas son fáciles de soportar, porque él las lleva con una ayuda de energía espiritual que le llegó a él. Que desaparezcan en su mirada las diferencias sociales surgidas como consecuencia de las diferencias entre las gentes en cuanto a la posesión de bienes materiales, o por los honores que tengan o escala social a la que pertenezcan, o por cosas de parecida índole. Que salgan de su alma los sentimientos bajos de odio o rencor, o el desprecio a su familia; y que aparezcan en su lugar el amor a la virtud y la tranquilidad y el reposo junto a su familia. Que sienta hacia los deseos y las pasiones algo parecido al ahíto, al hastío, ya que  los caminos de la vida  que se desenredaron con  su existencia espiritual vinieron a él con colores de los gustos y delicias halal que la vida terrenal le permite disfrutar, pero siempre siguiendo los mandatos de Allah. Este ser interior bendito es el buen cultivo que crece en la tierra  de nuestra humanidad  y lo riega lo que Allah -alabado sea-  hizo descender en el Sagrado Corán de secretos de la vida.

Sobre el tercer elemento podemos decir que de la misma manera que los valles se diferencian en cuanto anchura y estrechez, y el más grande de ellos va a disponer de más agua, lo cual conllevará más abundancia de frutos, arboles de su alrededor y el provecho que saca la gente de él; de esa misma manera, la gente se diferencia a la hora de aceptar sus corazones la orden de Allah Altísimo y su guía. Hay quien acepta muchas cosas, y hay quien acepta poco. Y de ellos quien no acepta nada. Y sobre estas diferencias están sus grados. Los más altos de ellos en cuanto a grados, la mayoría de ellos cogieron lo que hizo descender Allah, honrándoles con el provecho para su adoración…  y el fruto de eso es  que maduró el árbol de la piedad  en su corazón  y se amplió el circulo del buen camino a su alrededor. Y partiendo de que para todo valle hay una capacidad determinada, sin embargo, si se dotase a ese valle por encima de su capacidad, habría inundaciones, destrucción y daño. De la misma manera, todo ser humano tiene una determinada capacidad a la hora de aceptar el  conocimiento  de Allah y su camino, pero si decidiese que se cargue a su alma más allá de la capacidad que ella tiene, ésta se desgarraría por el hartazgo y la duda. Por esto dijo sobre ello el Profeta -Allah le bendiga y salve-: “Esta religión es fuerte, así que profundiza en ella suavemente porque si se agota tu montura, tu viaje se interrumpe” Y si  quisiera que el valle porte más, que reciba más, se debe hacer por el camino seguro, es decir, que antes se debe cavar, limpiar y profundizar. Y lo mismo ocurre con los valles de los corazones, cuyo único dueño es Allah Todopoderoso, pues los corazones de los siervos están entre los dedos del Misericordioso, si quiere  los quita y si quiere los establece y les da vida. Por otra parte, si el valle antes de que descienda sobre él el agua está seco, va a estar lleno de ramas, basura o cosas parecidas que han traído los vientos. Y si viniese la corriente, se llevaría todo eso. Lo eleva el agua  y lo arroja afuera. Lo mismo ocurre con el conocimiento de Allah Altísimo y su camino y guía, cuando se introduce en los corazones de los siervos, los purifica y elimina de ellos lo que hay de cosas turbias de la naturaleza y de las huellas de los pecados.

He aquí la pregunta sobre el cuarto elemento. y es: ¿Qué papel juega en esta parábola la espuma que porta el rio? Y la respuesta:  Representa lo falso, frente a la verdad, que está representada por el agua. Y si sabes que las burbujas o pompas aparecen flotando sobre la superficie y rápidamente desaparecen, tienes que saber que lo falso es un fenómeno  propio de la imaginación, con el que se engaña la gente ignorante. Y que lo verdaderamente importante es lo que se queda y permanece, y esto es el agua, que simboliza la verdad. Y sobre esto encontramos las palabras del Altísimo: “Que no te llame a engaño la libertad de movimientos por el país de los que no creen. Es un disfrute exiguo y luego su morada será el Infierno. ¡Qué mal lecho! “Sura 3, La familia de Imran, aleyas 196, 197. Pues lo que nosotros vemos de amplitud de poder,  abundancia de dominios y extensión de las zonas de influencia, no son más que   espuma que no aumenta  sino en  beneficio de los hijos de los hombres o de los hombres infantiles. Todavía  nos queda otro asunto: ¿Esos gases que emanan de las espumas flotantes de dónde vinieron, y qué papel juegan en esta parábola? La ciencia dice  que se componen de putrefacción de los cuerpos que se corrompieron o se descompusieron. Y esto tiene su equivalente en las pasiones humanas y sus deseos de placer. Pero ¿qué cosa en el ser humano fue golpeado por la putrefacción y le alcanzó la corrupción como para que se eleven de él esos gases o concupiscencia? La respuesta es que esta putrefacción está integrada en su naturaleza desde que lo creó Allah Altísimo, de barro seco sacado de un barro negro moldeable, como dice el Corán en la sura 15, al-Hiyr, aleya 26. Y por la misericordia  que tuvo con nosotros, Allah desde que nos creó de ese barro insignificante o de una gota insignificante nos permitió que alcanzásemos una profusión del espíritu  que sopló en nuestros valles y asentó en nuestros arcanos del pensamiento.“La marca original de Allah con la que ha marcado a los hombres al crearlos”.  Sura 30, Los romanos, aleya 30. Y no se contentó Allah –Alabado sea-  con poner esta marca en nosotros, sino que la extendió con la ayuda de su luz y la guió en lo que hizo descender sobre sus enviados. Y esto es lo que señala con sus palabras: “Hace descender agua del cielo y corre por los cuces de los valles, según su capacidad”. Sura 13, El Trueno, aleya 17. Nos queda por saber que el creyente, incluso cuando coge su parte del conocimiento de Allah y su camino, no se libra de errores o faltas. Por eso, los pecados fueron características permanentes de nuestra condición de humano, excepto  para aquel a quien guardó Allah, y el corazón no deja de estar expuesto a cambios u oscilaciones, como le ocurre  el agua con las olas. Y como consecuencia de este agitación o volcamiento del corazón se produce espuma.  Dice el hadiz: “El corazón del hijo de Adán es más violento que una olla cuando hierve”. ¿Y acaso se puede producir la ebullición sin que haya espuma? Dice otro hadiz: ” Por Aquel en Cuya mano está mi alma, si no hubierais pecado, Allah os habría llevado y habría traído un pueblo que pecaría. ¡Buscad el perdón de Allah, pues Él os perdonará!, Muchos creyentes tienen mucha espuma  y algunos un poco de espuma. “ Si estos no creen, lo confiaremos a otros que no lo rechazarán. Esos son a los que Allah ha guiado.¡Déjate guiar por su guía!” Sura 6, Los rebaños, aleya 90