Dijo el Altísimo:” Cuando habléis, sed justos, aunque se trate de un pariente próximoSura 6,  Los rebaños, aleya 152. Éste es el octavo de los diez mandamientos. El tema que trata es la orden que nos da Allah referente a la necesidad de ser sinceros y justos cuando hablemos, demos testimonio o, por ejemplo, a la hora de dar una sentencia en un juicio, incluso si la persona sobre la que tenemos que declarar o decidir es un pariente cercano. Esto viene a cuento porque a veces la debilidad humana nos lleva a ver en el parentesco o consanguinidad un apoyo para nosotros y una prolongación para nuestra existencia, y este sentimiento hacia nuestros  parientes  o cercanos  hace que les favorezcamos cuando nos toca dar testimonio en cuestiones en las que ellos son parte, o cuando hay un litigio entre nuestros parientes o cercanos y otros que no lo son. Ese parentesco hace que nos inclinemos en su favor, intentando darles satisfacción a costa de los derechos de los demás, y ésta es una injusticia que Allah condenó, y prohibió que sus siervos realizasen. Dijo por boca de su Profeta- Allah le bendiga y salve-: “La injusticia serán tinieblas el Dia de la Resurrección” Al Bujari, en hadiz transmitido por Abdullah  Ibn Omar –Allah esté satisfecho de ambos- 

Si, ciertamente, para la consanguinidad hay en el Islam una consideración especial y derechos incrementados. Como dijo el Altísimo: “ Y los que tiene lazos de consanguinidad, tienen más derechos los unos con respecto a los otros en el Libro de AllahSura 8 Los botines de guerra, aleya 75. Y dijo: “Y dad a los parientes próximos lo que les correspondeSura 17, El viaje nocturno, aleya 26. Sin embargo, lo que no está permitido es que eso sea a costa de la misma verdad, o a costa de los derechos de otros. Por eso, cuando apareció el Islam y la gente de la “yahilia” decía: “Ayuda a tu hermano, ya sea un opresor o un oprimido”, dijo el Enviado de Allah – Allah le bendiga y salve a él y a su familia-: “El que ayuda a su pueblo en algo que no es justo, es como el camello que se cae a un pozo y le quieren sacar tirándole del rabo”. Sahih Ibn Dawd. Es decir, que el que ayuda a su pueblo en algo no justo o prohibido, muere como muere el camello si cae a un pozo, y no le salva de la muerte que se le arrastre con su pecado. Es decir, exactamente lo mismo con ocurre con el caso del camello al que intentan sacar del pozo y salvar arrastrándole del rabo. La frase “Ayuda a tu hermano, ya sea un opresor o oprimido” dejo pensativos a los compañeros del Profeta -Allah esté satisfecho de ellos – hasta el punto de que uno de ellos cuando la escuchó otra vez no pudo contenerse a sí mismo y dijo: “ Enviado de Allah, ayudar al oprimido está bien, pero cómo es posible que debamos ayudar al opresor. El Enviado de Allah -Allah le bendiga y salve- respondió: “Evitando que haga injusticia, esa es tu ayuda”. Este es el precepto de Allah, Alabado y Altísimo, que estableció como obligatorio para todos sus siervos, siendo iguales en esto los parientes y los lejanos, los ricos y los pobres, los amigos y los enemigos. Como dijo el Altísimo: “… y que cuando juzguéis entre los hombres lo hagáis con justiciaSura 4, Las mujeres, aleya 58. Y de la misma manera añadió “entre la gente” de una manera general, pues es un derecho para las personas en su condición de seres humanos.

Cuando el testimonio o el dar fe de algo era un medio para establecer la justicia, encontramos que Allah Altísimo lo impuso a los creyentes de una forma categórica con estas palabras: ”Que los testigos que sean solicitados no se nieguen a serloSura 2, La vaca, aleya 282. Esto se refiere a la hora de hacer una obligación contractual o contrato. En lo que se refiere a los casos de litigio, lo hizo obligatorio con estas palabras:”No ocultéis los testimonios. Quien los oculte es cierto que su corazón es malvado. Allah sabe lo que hacéisSura 2, La vaca, aleya 283. Y también dijo las siguientes palabras: “Y quien es más injusto que quien oculta el testimonio que le viene de Allah¡ Sura 2, La vaca aleya,140 De la misma manera, impuso que debía hacerse el testimonio como Allah dijo: “¡Vosotros que creéis¡ Sed firmes en establecer la justicia dando testimonio por Allah, aunque vaya en contra de vosotros mismos o de vuestros padres o parientes más próximos, tanto si son ricos como si son pobres. Allah es antes que ellos. No sigáis los deseos para que así podáis ser justos. Y si dais falso testimonio u os apartáis… Es cierto que Allah conoce lo más recóndito de lo que hacéis” Sura 4, Las mujeres, aleya 135. Y dijo también:”¡Vosotros que creéis¡ Sed firmes a favor de Allah dando testimonio con equidad. Y que el odio que podáis sentir por unos, no os lleve al extremo de no ser justos.¡Sed justos¡ Eso es lo más próximo al temor de Allah. Y temed a Allah. Es cierto que Él conoce perfectamente lo que hacéis” Sura 5, La mesa servida, aleya 8 

 Estas dos aleyas sagradas nos hablan de la obligación de ser justos, como obediencia a Allah, a la hora de dar testimonio, o en la administración de la justicia, y en todas las demás cosas, tanto si está relacionado el tema con uno mismo, o esté relacionado con las personas cercanas o parientes -que se testimonie por lo que hay contra ellos-, o esté relacionado con los adversarios o parte contraria -y con ellos se debe ser justos y equitativos, y establecer la justicia con lo que hay para ellos-. El Islam prohíbe que en el testimonio o en el juicio, o en la intermediación entre la gente se tenga en consideración la riqueza del rico o la pobreza del pobre; el cariño o afecto hacia el pariente o la aversión al lejano o persona con la que no tenemos relación. Pues Allah se ocupa de todos de la misma manera, pero se deben prevenir las pasiones: “No sigáis los deseos para que así podáis ser justosSura 4, Las mujeres, aleya 135 Es decir, debemos amar ser justos o tener temor a ser injusto. Hay diversas formas de pasión, y el dar testimonio o sentencia partidista e injusta en favor del cercano o el pariente es una de ellas, la simpatía o inclinación hacia el pobre puede ser pasión, y lo mismo decimos si la inclinación es hacia el rico, y el odio al adversario es pasión. Y todas están entre lo que Allah Altísimo prohibió y amenazó sobre eso, como podemos ver en el epílogo de las dos aleyas: “…Y si dais falso testimonio u os apartáis. Es cierto que Allah conoce lo más recóndito de lo que hacéis”

 “Y temed a Allah. Es cierto que Él conoce perfectamente lo que hacéis” Debemos ser justos y para eso debemos alejarnos de las pasiones o deseos que nos desvían de la justicia.   

Con esto que Allah nos indicó y sus ejemplos en el resto de los campos de la vida se consigue la justicia real y efectiva entre la gente en las sociedades a las que Allah honró con el Islam, después de que en la época de la “yahilía” o ignorancia,  estuviesen gobernados por leyes injustas que no se diferenciaban mucho de las leyes de la selva. Entre los ejemplos que nos indican que estas sentencias no son solo para la gente del Islam, sino que son generales para todos los adoradores de Allah en su totalidad, tenemos estas aleyas que descendieron para hacen justicia a un judío acusado injustamente de robo, y que condena a los que conspiraron falsamente para su acusación, y ellos eran musulmanes. Dijo el Altísimo: “Es cierto que hicimos que te descendiera el Libro con la Verdad para que juzgaras entre los hombres con lo que Allah te hace ver. No defiendas a los traidores. Pide perdón a Allah. Ciertamente Allah es Perdonador, Compasivo. Y no defiendas a los que se traicionaron a si mismos, la verdad es que Allah no ama a quien es traidor y malvadoSura 4, Las mujeres, aleyas 105-107 “Si no fuera por el favor de Allah contigo y por Su misericordia., un grupo de ellos se había propuesto extraviarte, pero sólo se extraviarán a sí mismos  y no te perjudicarán en nada. Allah hizo descender sobre ti el Libro y la Sabiduría, y te enseñó lo que no sabías. El favor de Allah para contigo ha sido inmenso” Sura 4, Las mujeres, aleya 113. De forma resumida esta historia es la siguiente: a un miembro de los “ansar” (medinenses que ayudaron al Profeta), Qatada ibn al-Nu`man y a su tio Rifaa – que combatieron con el Profeta en varias campañas- les saquearon la despensa y robaron la armadura. Las primeras sospechas recayeron sobre un hombre de los “ansar” llamado Banu Ubairaq. Qatada ibn al-Nu`man fue a ver al Profeta -Allah le bendiga y salve – y le dijo que se la había robado Taima Ibn Ubairaq. Cuando el ladrón vio eso, cogió la armadura y se deshizo de ella arrojándola a la casa de un judío llamado Zyad ben a-Samin. Después le dijo a un miembro de su tribu: “He ocultado la armadura lanzándola en casa de fulano de tal”. Entonces fueron a donde estaba el Enviado de Allah – Allah le bendiga y salve y le dijeron: “Profeta de Allah, nuestro compañero es inocente, el que robó la armadura fue fulano, díselo a la gente pues si no le protegiese Allah contigo morirá, Cuando el Enviado de Allah- Allah le bendiga y salve- supo que la armadura se encontró en la casa de un judío, declaró inocente a Ibn Ubairaq y lo exculpó ante la gente. Su gente había dicho al Profeta- Allah le bendiga y salve- que Qarada y su tío les había acusado del robo intencionadamente sin pruebas. El Profeta -Allah le bendiga y salve- le había reprochado esto a Qatada, llegando a decir Qatada: “Hubiese deseado haber perdido algo de mi dinero y no haber hablado con el Mensajero de Allah sobre eso” , e informó a su tío Rifaa de lo que dijo el Enviado de Allah –Allah le bendiga y salve- respondiendo éste: “Allah es a quien se pide ayuda”. Dijo Qatada: Y no tardó en descender esta aleya “Es cierto que hicimos que te descendiera el Libro con la verdad para que juzgaras entre los hombres con lo que Allah te hace ver”. Sura 4, Las Mujeres, aleya 105, refiriéndose a Banu Ubiraq.

Entonces, cuando descendió esta aleya, el Profeta –Allah le bendiga y salve- absolvió al judío de acuerdo con el estricto principio de justicia, guiado por Allah. Descubriéndose de esta manera al malvado ladrón que había apelado a sus altas simpatías para intentar librarse y engañar a la justicia, pero gracias a Allah no lo consiguió.  

Y el Profeta –Allah le bendiga y salve- fue a Rifaa y le devolvió la armadura. Dijo Qatada: “Cuando mi tío vino con las armas dijo: sobrino mío, ellas son fi sabil Allah / en el camino de Allah” 

Digo lo que les escuché y pido a Allah, alabado sea, que nos beneficie con ello. Amen. La alabanza para Allah, Señor de los mundos. 

Lo importante en esta historia coránica no es que se haya declarado inocente a una persona que lo era, aunque esto tenga un enorme valor para Allah, sino que lo auténticamente importante es que se estableció la verdad y la justicia, la cual no congenia con la pasión personal ni con la solidaridad tribal o el partidismo a favor de familiares o amistades, ni con el odio a los contrarios. Os voy a contar otra historia, la de la mujer majzumia, que representa en nuestra religión un punto de inflexión en cuanto a la justicia y a la igualdad entre la gente. Esta es la historia:  La gente de Qurays estaba preocupado por el asunto de una mujer de banu majzum, de nombre Fátima bint al-Aswad. Esta mujer pedía prestadas pertenencias a la gente, pero después se negaba a devolverlas, con lo cual eso se llegó a convertir en un robo. Cuando se confirmó este hecho, llegó el asunto al Profeta –Allah le bendiga y salve-, entonces la tribu de qurays decidió interceder ante él para que no se le aplicase a Fatima al had (pena prescrita en el Corán). Se preguntaron a sí mismos ¿Y quién puede interceder por ella ante el Enviado de Allah? Y llegaron a una conclusión: Quien mejor que Osama ben Zayd, persona muy querida por el Profeta –Allah le bendiga y salve-”. Cuando Osama le habló, le contestó el Profeta –Allah le bendiga y salve-:  “¿Estás intentando interceder por uno de los límites o leyes de Allah?”. Después continuó diciendo: “Anteriormente, en épocas pasadas, si los nobles robaban, lo dejaban sin castigo; y si los que robaban eran los débiles o desgraciados les imponían la pena del “had”. Por Allah, que si Fatima bint Mohammad robó, se le debe cortar la mano (Los dos sheyjs). Estos preceptos coránicos y proféticos hicieron que surgiesen a través de la historia modelos morales en los que tuvo fe la gente y aplicaron en sí mismos y en sus comportamientos diarios. Otro ejemplo lo tenemos con Abd Allah Ibn Rawaha –Allah esté satisfecho de él-. Cuando el Profeta – Allah le bendiga y salve-, le envió a la gente de Jaibar para que valorase la cosecha de frutos y cultivos con el fin de repartirla según el acuerdo al que habían llegado con ellos después de la conquista de Jaibar, los judíos intentaron sobornarle con el fin de que les tratase mejor en el reparto. Él les respondió: “¡Por Allah¡ que he venido a vosotros de parte de la persona más querida para mí; en cambio, vosotros sois de los más odiados para mí de entre vuestros enemigos, los monos y los cerdos. Pero ni mi amor a él ni me odio a vosotros me impide que sea justo.”  A esto respondieron los judíos:” Con esto se levantaron los cielos y la tierra” 

Si, con esto se levantaron los cielos y la tierra, y con ello se estableció la justicia de Allah Altísimo entre sus siervos, y gracias a eso la gente amó esta religión y supieron con certera que era la religión de Allah. Lo que se pide a aquellos a los que Allah hizo el honor de pertenecer a esta religión es que sean ejemplos vivos en sus asuntos particulares y en sus diferentes tratos o comportamientos de los principios morales que el Islam ha establecido. Deben llevar a cabo la obediencia a Allah y que a través de ellos se manifiesten las bondades de su religión para que sean llaves para bien y cerrojos para el mal. Y aquí se ve claramente el grado de delito de los que fingen con el Islam, ya que el escándalo que provocan con sus comportamientos erróneos y actos morales perniciosos causan mal dos veces: una, a sí mismos; la otra, a su religión. Ciertamente, el musulmán auténtico es el que aplica los preceptos y los comportamientos morales de su religión en todos los asuntos de la vida, allí dónde estuviese y con quien estuviese. Y si hablase, debe hablar sinceramente; y si le tocase dar testimonio, debe testimoniar con la verdad; y si fuese el encargado de juzgar o mediar entre litigantes, lo tiene que hacer sobre la base de la justicia, que esté equilibrada, tanto si se testimonia a favor o en contra, o es juzgado en favor de él o en contra, ya sea un familiar o una persona con la que no tiene relación; ya sea rico o pobre. Y con esto se sigue la voluntad de Allah, no esperando recompensa. Desgracia atroz para quien actúa al revés y miente a la hora de hablar o declarar, o evita dar testimonio si se le pide, o testimonia sobre algo que no sabe, o lo que dice o declara difiere con lo que realmente el conoce a cambio de soborno, o sin imparcialidad, haciéndolo a favor del injusto, incluso si este injusto fuese el mismo. Dijo el Profeta- la paz y las bendiciones sean con él-“ ¿Acaso no es informado sobre el mayor de los pecados?” Respondieron: “Sí, Enviado de Allah” Contestó el Profeta – Allah le bendiga y salve-: “¡La idolatría y desobedecer a los padres”. Y estaba reclinado y se sentó. Continuó diciendo: “Y hablar con falsedad y dar testimonio con falsedad”. Dijo el narrador: y continuó repitiéndolo hasta que dijimos: “Desearíamos que hubiese estado en silencio”. 

Pido a Allah que nos inspire el trabajo por lo que decimos. Amen. Alabado sea tu Señor, Señor del Poder por encima de lo que le atribuyen. La paz sea sobre los enviados. La alabanza sea para Allah, Señor de los mundos.