La alabanza para Allah, Señor del universo. Las oraciones y la paz sean con el Sello de los profetas y mensajeros, su familia y todos sus compañeros. Allah Todopoderoso dice: «¡Hombres! Os hemos creamos de un hombre y una mujer y os hemos hecho pueblos y tribus distintos para que os reconocierais unos a otros«. Sura 49, Los aposentos privados, aleyas 13.
¡Creyentes!: Allah quiso que tuviésemos actos morales nobles, prohibió lo malo y advirtió a los creyentes contra algunos actos reprobables; exhortó a que las personas nos conociésemos y hubiese armonía entre nosotros, y nos prohibió jactarnos de nuestro linaje, ya que quien sea lento en su obra, su linaje no lo acelerará (es decir, que el linaje sin buenas obras no beneficia nada) «El Islam exaltó a Salman al Farsi (que era persa) y colocó (a pesar de su linaje) en el kofr (la impiedad) a Abu Lahab (uno de los tíos del Profeta Mohammad.). Allah envió a nuestro señor Mohammad ﷺ con la guía y la religión de la Verdad para hacerla prevalecer sobre todas las religiones, liberar al hombre de la opresión de su prójimo y confirmar la dignidad de esta criatura que Él creó con Su propia mano. Allah Todopoderoso hizo que Sus ángeles se postrasen ante el ser humano, dándole preferencia sobre las otras creaciones, y creó gente para que poblasen la tierra y procurasen sus confines, extrayendo lo que hay en ella de tesoros y riquezas naturales. “Él es Quien ha hecho la tierra dócil para vosotros, caminad pues por sus confines y comed de Su provisión. A Él es el retorno”. Sura 67, La Soberanía, aleya 15.
Hermanos y hermanas: Para que una persona se dé cuenta plenamente de la autenticidad de la fe en la que cree, y del valor de la gracia del Islam, debe ser consciente de los hechos históricos pasados y cómo fue el estado de las naciones y los pueblos en su larga historia. El Sagrado Corán no deja de recordarnos la situación de las naciones anteriores y lo que les sucedió cuando se apartaron del mandato de su Señor y de Sus mensajeros. Dijo Allah Altísimo: “A cuántas ciudades que desobedecieron la orden de Su Señor y las de Sus mensajeros, las hicimos rendir cuentas con dureza y las castigamos con un terrible castigo. Gustaron las malas consecuencias de su actitud y su fin fue la perdición” Sura 65, El divorcio, aleyas 8 y 9. Así tendrá conciencia del grado de subestimación del hombre a los ojos de estas antiguas naciones. Este hombre que fue honrado por Allah con el raciocinio que depositó en él, y que lo distinguió de otras criaturas. El uso de la razón le ayuda a hacer lo que considera correcto y evitar lo incorrecto, lo que él ve como contrario a la lógica de la razón y a la tranquilidad de la conciencia.
Antes de que el sol del Islam saliera sobre el mundo, había tres grandes pueblos compartiendo la civilización y levantando diferentes consignas relativas a la libertad y a la justicia, estas tres naciones son: los romanos, los persas y los árabes.
En cuanto a los romanos: La historia registra que está nación tenia dos clases sociales: los nobles y el pueblo llano. Los nobles tenían muchos derechos y ventajas de las que disfrutaban a pesar de su pequeño número y de sus obras. Entre ellos estaban los príncipes, los gobernantes y los jefes del ejército. Ellos eran los que dominaban los diversos medios de producción y los controlaban a su antojo. Por otra parte, el pueblo llano sufría los mayores tormentos, llegándose al caso de no atreverse a permanecer sentado si un noble pasaba por el camino, ya que esa osadía se pagaba con azotes y torturas. Cualquier señal que hiciera el noble era obedecida, y sus necesidades satisfechas. Nadie podía llevarle la contraria, o viajar sin su permiso, o contraer matrimonio sin su consentimiento. Las leyes protegían a los nobles y ayudaban a mantener a la otra clase social en la humillación y la miseria.
En cuanto a los persas: La injusticia en ellos era más clara, y la tiranía más dura y atroz. Los gobernantes estaban inmersos en el lujo, dedicados a la diversión y los placeres… Debido a la larga tiranía con la que habían sometido a su pueblo y a la sumisión de éste, se pusieron a sí mismos en un nivel de santidad, llegando a creer la gente común que eran dioses a los que debían adorar.
En lo que se refiere a los árabes, tenían algunos hábitos encomiables, pero sus características reprensibles eran más claras y severas, porque eran comportamientos incompatibles con la humanidad del hombre. Era común en algunas tribus el enterrar viva a la hija recién nacida; hacer incursiones en territorio enemigo para destruir o saquear, permitiéndose el pillaje; se limitaba la herencia a algunos hijos; había tiranía de los fuertes con los débiles, tratándolos como esclavos; se aplicaba la ley del talión; se despreciaba a los débiles. Y así siguió siendo hasta que Allah decidió restaurar al hombre a su estado natural, a su instinto de bondad y dignidad, para lo cual envió a Su Profeta Mohammad con la guía y la religión de la Verdad que prevalecerá sobre todas las religiones. El Todopoderoso dijo: “Ha venido a vosotros, procedente de Allah, una luz y un Libro claro. Con el que Allah guía a quien busca Su complacencia por los caminos de la salvación. Y los saca de las tinieblas a la luz con Su permiso y los guía al camino recto” Sura 5, La mesa servida, aleyas 15 y 16. El primer pilar en el que se basa el Islam es el monoteísmo, creencia que establece los principios de dignidad, libertad y honra para el ser humano. Los musulmanes han aprendido de esta doctrina que Aquel ante quien los rostros se inclinan y se postran en Su presencia los espíritus y cuerpos, respondiendo a Su llamamiento y a Su sabiduría, es el Sustentador de los cielos y de la tierra. Todos los seres humanos están organizados por el cordón de la servidumbre absoluta a Allah, y quien intente usurpar este sometimiento a su Señor, y subyugue a un ser humano, debe ser reprimido hasta que conozca su estatus y no lo sobrepase. El Todopoderoso dijo: “Todos los que están en los cielos y en la tierra no se presentan ante el Misericordioso sino como siervos. Y en verdad que Él conoce su número y los tiene bien contados. Todos vendrán a Él por separado el Día del Levantamiento” Sura 19, Maryam, aleyas 93-95.
Cuando los nobles árabes trataron de cuestionar la doctrina del monoteísmo y dialogar con el Profeta Mohammad ﷺ defendiendo su concepto tribal, el Profeta les respondió con decisión para cortar su arrogancia y tiranía. Le dijeron: «Muhammad, haz adecuado para nosotros tu Señor”, y el Todopoderoso dijo: “Di: Él es Allah, Uno, Allah, el Señor Absoluto, no ha engendrado ni ha sido engendrado. Y no hay nadie que se Le parezca”. Sura 112, La adoración pura, aleyas 1-4. La doctrina del monoteísmo fue la base y el punto de partida para determinar los derechos humanos, derechos que el Islam no sólo apoya, sino que empuja hacia ellos fuertemente en virtud de su visión humanista y su adecuación a la naturaleza humana. Se establecieron como principios sistemáticos, obligatorios de cumplir por todos los musulmanes en todas las épocas. Después de la Primera Guerra Mundial, vimos, como se creó la Sociedad de Naciones, organismo internacional que trabajó para lograr la «autodeterminación» de los pueblos oprimidos, aquellos que vieron ocupadas sus tierras en aplicación de la política colonial que prevaleció en el siglo XIX. Después de la Segunda Guerra Mundial, vimos a las Naciones Unidas proclamar la Carta de Derechos Humanos, cuyo primer artículo establece que las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y deben tratarse unos a otros con espíritu de fraternidad, sin distinción por raza, color, sexo, idioma… No cabe duda de que se trata de un principio humanitario digno. El mundo se regocijó al promulgarse, porque creía en todos los seres humanos y ponía fin a la opresión y a la explotación. Defendía que no habrá agresión de los fuertes a los débiles, ya que todos en la humanidad somos hermanos y debemos vivir con amor mutuo y cooperan entre nosotros. La humanidad aspira a que la paz prevalezca en la tierra, y revoloteen sobre ella los principios de la justicia e igualdad, dirigiéndonos todos a la edificación de la sociedad y al desarrollo, alejándose de esta manera los fantasmas de las guerras, que destruyen y no construyen, destrozan y no edifican, y sólo provocan en la humanidad retraso, subdesarrollo, debilidad y humillación… Pero, ¿se han puesto en práctica estas normas? El mundo ve que los países poderosos no son fieles a estos derechos, y no los cumplen; y observa a los que no creen en lo que se prometió. El testimonio más claro de esto es lo que los sionistas cometieron en Palestina en complicidad con el colonialismo. Se emitieron varias resoluciones de las Naciones Unidas y de su Consejo de Seguridad, en las que no es que se haga justicia con los palestinos, sino que les dieron algunos de sus derechos robados, y sin embargo los sionistas y los que los apoyan las continuaron postergando, retrasando y presionando a los líderes innobles, tentándolos con cargos y otras cosas para que renuncien a esas justas demandas, a pesar de su pequeñez, entre ellas la trapacería de ofrecer tierra a cambio de la paz. Quien sabe, tal vez en los próximos días nos pidan que renunciemos al Islam a cambio de la paz, lo que nos convertiría en siervos de los viles. Ya han comenzado, en preparación para esto, a presionar para cambiar los planes de estudio en algunos países islámicos, y eso con el fin de controlar a la nueva generación, la generación a la que tienen dominada con la red informática mundial de la que pocos se salvan. El Todopoderoso dijo: “No dejarán de haceros la guerra hasta conseguir que reneguéis de vuestra Practica de Adoración” Sura 2, La vaca, aleya 217. Lo que le hicieron a este querido lugar de la tierra de Palestina, la tierra de la arabidad y el Islam, es una forma odiosa de discriminación racial que va en contra del documento de los Derechos Humanos. Los hijos de Palestina fueron abandonados al hambre, el desabrigo y la humillación. Viven a la intemperie bajo un asedio injusto, privados de alimentos, agua y medicinas; se extienden por el suelo y sólo están cubiertos por el cielo; y todo esto bajo la mirada de las organizaciones de derechos humanos en general, y de los derechos de las mujeres y los niños en particular; derechos de los que han sido despojados, estos derechos de los que Occidente ha presumido durante mucho tiempo y ha librado guerras al amparo de ellos. ¡Hipocresía! ya que encontramos connivencia con los enemigos vecinos. Dijo un poeta: “Los que ves son tus hermanos, cura el rencor de sus pechos si fueran derribados” ¡a Allah es a quien se recurre cuando lo precisamos¡ Oh Allah, armoniza entre nuestros corazones, reconcílianos. Guíanos por los caminos de la paz, líbranos de la oscuridad y llévanos a la luz. Evitamos las cosas obscenas, lo exterior de ellas y lo interior. Que Allah bendiga y conceda la paz a nuestro señor Mohammad, a su familia y compañeros. Gloria a tu Señor, Señor del poder por encima de lo que Le atribuyen. La paz sea con los mensajeros la alabanza para Allah, Señor del universo.