De entre las obras virtuosas que Allah, Poderoso y Excelso, nos instó a hacer en estos días, y convirtió en sunna hasta el Día del Juicio, está el sacrificio de un cordero el día 10 del sagrado mes Dhul al-Hijja, con el Eid ese día y la celebración los tres días siguientes. En este sacrificio hay acercamiento a Allah, alabado sea,  generosidad y alegría con los hijos, misericordia con los pobres y gente necesitada. En toda la sociedad islámica se extiende en estos días la alegría por el Eid. Todo esto lo podemos ver en las palabras del Altísimo: “Entre las cosas sagradas de Allah os hemos incluido los camellos de sacrificio. Tenéis en ellos bien. Mencionad, pues el nombre de Allah sobre ellos cuando están en fila. Y cuando yazcan sin vida, comed de ellos y alimentad al mendigo y al necesitado. Así los hemos sujetado a vuestro servicio. Quizás, así seáis agradecidos. Allah no presta atención a su carne ni a su sangre, sino a vuestro temor de Él. Así es como os lo ha puesto a vuestro servicio para que ensalcéis a Allah por haberos guiado. Y da las buenas noticias a los que hacen el bien”. (Sura 22, La peregrinación, aleyas 36, 37). Y las palabras del Profeta -Allah le bendiga y salve-: “En el día del Eid nadie puede hacer un acto más amado por Allah que sacrificar un animal vertiendo su sangre, y en el Día del Juicio este animal vendrá con sus cuernos, lana, piel y huesos y será puesto en la balanza de cada uno, y la sangre del sacrificio alcanzará una estación aprobada por Allah antes de que ninguna gota toque el suelo, por lo que os recomiendo hacerlo (Al-Tirmidhi)

Su sacrificio es como reavivar la sunna de Ibrahim (Abraham) –sobre él la paz-. Allah  Altísimo -aclarando el motivo de la sunna para Ibrahim y para su virtuosa descendencia-  dijo: “Y le anunciamos un niño que habría de tener buen juicio. Y cuando alcanzó la edad de acompañarle en sus tareas, le dijo: Hijo mío, he visto en sueños que te sacrificaba, considera tu parecer. Dijo: Padre, haz lo que se te ordena y si Allah quiere, encontrarás en mí a uno de los pacientes. Y cuando ambos lo habían aceptado con sumisión, lo tumbó boca abajo: Le gritamos: ¡Ibrahim!. Ya has confirmado la visión que tuviste. Realmente así es como recompensamos  a los que hacen el bien. Esta es, de verdad, la prueba evidente. Y lo rescatamos poniendo en su lugar una magnifica ofrenda  (*Un hermoso carnero del que se dice era del Jardín)” (Sura 37, Los puestos en fila, aleyas 101-107)

Estas aleyas sagradas señalan que para este rito hay una historia y que detrás de ella hay un motivo vinculado con Ibrahim (Abraham) e Ismael -sobre ellos sea la paz- y lo que les sucedió a ambos en la tierra sagrada de Allah; asimismo está vinculado con lo que le sucedió al padre de nuestro profeta- Allah le bendiga y salve- , Abd Allah ibn abd al-Muttalib.

El resumen de la historia es que Allah Altísimo envió a nuestro señor Ibrahim -sobre él sea la paz- después de una época de enviados, no habiendo sobre la faz de la tierra en aquellos tiempos ningún musulmán, e Ibrahim hizo las invocaciones a Allah tal y como Allah Altisimo le había ordenado. Entre los que creyeron en él y respondieron a su llamada estaba su esposa Sara y Lot, hijo de su hermano -sobre ellos recaiga la paz. Lo que le ocurrió con su pueblo en tierras de Mesopotamia lo mencionó Allah con sus palabras: “Ibrahim era, sí, de los suyos. Cuando vino a su Señor con corazón puro. Cuando dijo a su padre y a su pueblo: ¿Qué es lo que estáis adorando? ¿Queréis, mentirosamente, dioses en lugar de a Allah? ¿Qué opináis, pues, del Señor del universo? Dirigió una mirada a los astros y dijo: Realmente voy a enfermar. Se apartaron de él dándole la espalda. Entonces, se volvió a sus dioses y dijo: ¿No coméis? ¿Por qué no habláis? Y se precipitó contra ellos golpeándoles con la diestra. Corrieron hacia él. Dijo: ¿Adoráis lo que vosotros mismos habéis esculpido cuando Allah os ha creado, a vosotros y a lo que hacéis? Dijeron: ¡Hacedle un horno y arrojarle al fuego humeante¡ Quisieron emplear mañas contra él, pero hicimos que fueran ellos los humillados” .(Sura 37, Los puestos en fila, aleyas 83 a 98).

Ibrahim emigró a Sham diciendo: “Voy hacia mi Señor. Él me guiará”. (Sura 37, Los puestos en Fila, aleya 99) Y entre sus deseos estaba que Allah Altísimo le concediese hijos virtuosos que ocupasen el lugar de su pueblo, del que se separó en Babel. Elevó  sus plegarias para conseguir eso: “¡Señor¡¡Regálame un hijo justo¡” Sura 37, Los puestos en fila, aleya 100).Y Allah, elevado sea, le respondió y quiso que tuviese a su hijo primogénito, pero no de su esposa Sara. En algunas noticias ciertas aparece que Ibrahim -la paz sea con él-  llegó a la tierra del faraón en Egipto y con él fue Sara, que era muy hermosa. Ibrahim le dijo a ella: “Si este faraón supiese que tú eres mi mujer, me arrancará de ti. Si te preguntase, respóndele que tú eres mi hermana, pues, de hecho, tú eres mi hermana en el Islam”. Cuando entraron en la tierra de Egipto, algunas personas les vieron y le dijeron al faraón: A tu tierra ha venido una mujer que sólo debe ser para ti. Entonces, el faraón envió a por ella y la trajeron. Ibrahim -la paz sea con él –, por su parte, se dispuso a orar. Cuando ella entró a donde el faraón estaba, éste no pudo contenerse e intento extender su mano hacia ella para tocarla, pero una fuerza sobrenatural detuvo su mano. Él le dijo a ella: “Ruega a Allah que suelte mi mano y no te hago daño”. Así lo hizo, sin embargo, el faraón intentó tocarla de nuevo, pero su mano fue detenida con una fuerza incluso más intensa que la primera vez. Tras la tercera intentona le dijo a quien había venido con ella: “Has venido con Satanás, no me has traído un ser humano. Sácala de mis tierras y entrégale a Agar -sobre ella sea la paz-”. Sara regalo Agar -hija del faraón- a Ibrahim, el cual yació con ella naciendo Ismael -sobre el sea la paz-,  y así se cumplió la primera buena nueva: “Y le anunciamos un niño que habría de tener buen juicio” (Sura 37, Los puestos en fila, aleya 101) “Entonces le dimos la buena nueva de un muchacho benigno” Después vino la segunda buena nueva con Ishaq (Isaac) –sobre él sea la paz-, hijo que tuvo con Sara “Y le anunciamos el nacimiento de Ishaq, profeta, de los justos”  Sura 37, Los puestos en fila, aleya, 112  y él es de Sara.

Algunas noticias cuentan que Sara tuvo celos de Agar, debido al hijo que ésta tuvo con Ibrahim. Entonces, Allah Altísimo ordenó a Ibrahim que la alejase de ella. Ibrahim se dirigió a La Meca y dejó a Agar y a su hijo bajo un árbol frondoso. En La Meca en aquellos tiempos no había nadie. Los abandonó con un zurrón en el que había unos pocos dátiles y con un odre que contenía un poco de agua. Después, se puso en marcha, siguiéndole la madre de Ismael, que le preguntaba: “¿Ibrahim, a dónde vas? ¿Nos dejas en este valle?” Se lo gritó repetidas veces sin que él se girase hacia ella. Hasta que ella preguntó:“¿Te ha ordenado Allah hacer esto?” Él respondió: “Sí”.  Ante estas palabras ella dijo: “Entonces no hará que nos perdamos”. Ibrahim, la paz sea con el- dirigió su rostro hacia la Casa Sagrada y elevó sus manos invocando con estos ruegos: “¡Señor nuestro¡ He establecido a parte de mi descendencia en un valle sin cultivar, junto a tu Casa Sagrada. ¡Señor¡ para que hagan la oración; así pues, haz que los corazones de la gente sean afectuosos con ellos y provéeles de frutos. ¡Quizás, así sean agradecidos!” Sura 14, Ibrahim, aleya 37.  La madre de Ismael bebió del agua que les dejó y amamantó a su hijo hasta que se acabó el agua del odre y tuvo sed, y su hijo tuvo sed. Empezó a mirarlo y él se retorcía agitado. Agar fue a lo alto de la colina As-Safa  por si acaso veía a alguien, pero no vio a nadie. Después, subió a lo alto de la colina al-Marwa, y tampoco vio a nadie. Y ese trayecto lo hizo siete veces. De pronto, escuchó una voz y dijo: “Oh, me has hecho oír tu voz”. Y eh aquí que vio a un ángel en el sitio de Zamzam que estaba cavando la tierra con su talón hasta que apareció agua. Ella cogió el agua con sus manos y dio de beber a su hijo. Le dijo el ángel: “No tengáis miedo de perderos, pues ésta es la Casa de Allah que será construida por este niño y su padre”. Narrado por al-Bujari   

Mientras estaba ella en esta situación, acertó a pasar por ahí gente de la tribu yemení yurhum, y cuando encontraron el agua le pidieron permiso para quedarse donde ella estaba. Ella les respondió que se podían quedar, pero que no tendrían derecho a poseer el agua, y aceptaron. Ismael creció con la tribu de yurhum y aprendió la lengua árabe de ellos. Cuando se hizo mayor, le casaron con una mujer de la tribu. Después, tras la muerte de  Agar –la paz sea sobre ella-, vino Ibrahim -sobre él sea la paz- buscando a su hijo. Preguntó por él y no le encontró en casa. Su esposa le informó que había salido en busca del sustento. Cuando le preguntó por cómo les iba la vida, se quejó a él de una forma amarga. Ibrahim le ordenó que le transmitiese su saludo a Ismael y le dijese que cambiase el umbral de la puerta de su casa.  Al cabo de un tiempo Ibrahim volvió otra vez. Esta vez tampoco estaba su hijo, pero encontró en la casa a otra mujer y le preguntó cómo les iba la vida. Ella le respondió que bien. Ibrahim le dijo: “Salúdale y dile que debe mantener firme el umbral de su puerta”. Después Ibrahim– sobre él sea la paz- se mantuvo alejado el tiempo que quiso Allah. Pasado el tiempo, volvió y encontró a su hijo detrás de Zamzam afilando sus flechas. Le pidió que le ayudase en lo que Allah Altísimo le había ordenado: levantar los cimientos de La Casa (la Ka`aba), y él aceptó. E Ibrahim –sobre el sea la paz-, junto con su hijo Ismael -quien le traía las piedras- empezó a construirla; y mientras la construían decían lo que Allah mencionó: “¡Oh Señor nuestro, acepta de nosotros este servicio! En verdad, Tú eres el que todo lo oye, el que todo lo sabe”. (Sura 2, La vaca, aleya 127). Después de que terminase su construcción, Allah Altísimo ordenó a Ibrahim que llamase a los hombres a la peregrinación: “Llama a los hombres a la peregrinación para que vengan a ti a pie o sobre cualquier montura, que vengan desde cualquier remoto. Para que den testimonio de los beneficios que han recibido… ” (Sura 22, La peregrinación, aleyas 27, 28)

E Ibrahim subió al monte Abu Qubays o al-Hayr o As-Safá, y llamó: “Oh gente, vuestro Señor ha construido para vosotros una Casa, así que peregrinad a ella”. Y  Allah hizo que toda la creación escuchase esta llamada; y que realizara el Hajj hasta el Día de la Resurrección aquel a quien Allah determinó. Después Ibrahim atendió la petición diciendo: “¡A tus ordenes, Señor, a tus ordenes¡”

Ismael vivió al lado de la Casa Sagrada con su familia hasta que Allah le envió como profeta y mensajero a la totalidad de la gente de Hijaz, como dijo el Altísimo:” Y recuerda en el Libro a Ismael, él fue cumplidor de su promesa y fue mensajero y profeta. Mandaba a su gente la oración y el azaque, y eso era satisfactorio para su Señor” (Sura 19. Maryam, aleyas 54, 55.)

Allah, alabado sea, habló a Ibrahim en sueños,  -hay que señalar que la aparición de mensajes divinos en sueños a los profetas es un hecho cierto- y le dijo que sacrificase a su hijo Ismael como ofrenda para Allah Altísimo y como demostración de obediencia a Él. Ibrahim consultó a su hijo diciéndole:” Hijito, he soñado que te inmolaba. Mira, pues, qué te parece. Ismael -sobre él sea la paz- le respondió: Padre, haz lo que se te ordena. Encontrarás, si Allah quiere, que soy de los pacientes” (Sura 37, Los puestos en fila, aleya 102)

Ibrahim salió con él a Mina para ejecutar las órdenes de Allah, le tumbó para sacrificarle y se puso delante de él con el cuchillo en la mano. Entonces su Señor, alabado y excelso, le dijo: “Ibrahim, has realizado el sueño. Así retribuimos a quienes hacen el bien. Sí, ésta era la prueba manifiesta” (Sura 37, Los puestos en fila, aleyas 105,106) Y Allah le rescató poniendo como sacrificio en su lugar a un carnero grande. Entonces dejó a su hijo y sacrificó al carnero, y vencieron el padre y el hijo. ¡Allah Todopoderoso esté satisfecho!

Esta historia que habéis escuchado es la historia del excelso rito del sacrificio y el motivo de su legitimidad para nuestro señor Ibrahim – sobre él sea la paz -y para todos los que emulen su vía recta hasta el Día del Juicio. Fue una especie de recompensa para él después de esta gran y dolorosa prueba. Y es que no hay nada más doloroso que el ordenar a un padre sacrificar a su hijo; y que mayor éxito sobre su alma que este muchacho acepte el sacrificio de si mismo obedeciendo a su Señor.

Esta es la historia del primero destinado al sacrificio: Ismael.

La segunda historia, narrada por los cronistas a través de Abd Allah ben Abas, fue la de Abd al-Muttalib. el abuelo paterno de nuestro profeta –Allah le bendiga y salve-. Abd al Muttaleb hizo la promesa de que inmolaría a uno de sus hijos si Allah le concedía tener diez hijos. Cuando tuvo los diez hijos llevó a cabo un sorteo entre ellos para ver quién sería degollado, y salió el nombre de Abd Allah, su hijo menor, él más querido para él. Abd al Muttalib dijo: “¡Señor mío! haré un sorteo entre él y cien camellos.” Y cuando lo hizo salieron los cien camellos. Y los degolló salvándose de esta manera Abd Allah. ¿Y por qué se salva? Para que se quedase en el útero de Amena bint Wahb el esperma más puro y el más generoso de la creación, del que nacería Mohammad -Allah le bendiga y salve-. Cuando Abd Allah creció, se casó con Amena, y después de que se completase con su esposa lo que Allah había previsto, salió para realizar unos negocios, y a su vuelta enfermó y murió en casa de sus tíos maternos, benu Adi ben al-Najjar. Fue enterrado tras haber dejado encinta y esperando el día del nacimiento honorable a la madre del Enviado de Allah -Allah le bendiga y salve-. Se dijo: “Yo soy hijo de los dos sacrificados”, y con esto se refiere al primer sacrificado, Ismael, su padre más elevado; y con el segundo sacrificado se refiere a su padre más cercano, Abd Allah ben Abd al Muttalib.

La paz sea sobre el resto de los enviados y mensajeros. Alabado sea Allah, Señor de los mundos.