Entre los más importantes dones que Allah concedió al ser humano está el don de poder razonar, ya que por medio de la razón podemos aprender, y el ser humano ha salido del vientre de su madre sin saber nada, sin poseer ningún conocimiento. Dijo el Altísimo: “Y Allah os hizo salir del vientre de vuestras madres y no sabíais nada.” Sura 16, La abeja, aleya 78. Por medio de la razón pudo conocer muchas de las materias que Allah puso en la tierra con las que fabricamos lo que necesitamos para vivir y ayudamos a que ésta florezca y se desarrolle. Dijo el Altísimo: “Él os creó a partir de la tierra e hizo que vivierais en ella” Sura 11, Hud, aleya 61. Sin embargo, la razón no guía siempre a lo que es más sólido o válido en todas las cosas, por eso Allah, con su sabiduría y misericordia, decidió que el ser humano no se base en el razonamiento únicamente e hizo descender sobre las personas algo que fortaleciese el papel de la razón en los asuntos en los que el hombre no tiene capacidad de razonar bien, para que le guie correctamente y le lleve por el buen camino, y esto es la inspiración celestial. Dijo el Altísimo: “Asimismo te hemos inspirado un espíritu que viene de Nuestra orden; antes no sabías qué era el Libro ni que era creer, peo lo hemos hecho una luz con la que guiar a quien queremos de Nuestros siervos. Es cierto que tú guías hacia el camino recto” Sura 43, Los dorados, aleya 52. La labor de la inspiración divina es hacer recordar al ser humano que es un simple gestor o custodio en la tierra, y no su dueño y poseedor auténtico, que es Allah Altísimo. El ser humano fue puesto en la tierra como unexamen y una prueba, y lo que se le pide es que la habite con bien y justicia, obedeciendo a Allah, que es quien le puso en ella, y que la conserve bien, tal y como la recibió. Por eso dijo Allah: “Y no corrompáis las cosas en la tierra después del orden que se ha puesto en ella.” Sura 7, al-Araf, aleya 56.
Pero lamentablemente debemos decir que el ser humano no ha respetado esta advertencia, ya que vemos que sólo se preocupa por producir mucho para aumentar la ganancia sin prestar atención a las posibles consecuencias. No le preocupa si lo que produce es útil para la vida y para los seres vivos que habitan en la tierra, o es dañino para ella y la corrompen. El mayor ejemplo de eso es la producción de armas de destrucción completa con las que se destruyen cosechas y seres vivos, animales de cría. Y esta codicia horrible de las empresas tiene su consecuencia en el medio ambiente y su contaminación y es una advertencia para la vida y los seres vivos, que corren peligro de exterminación. Dijo El Altísimo: “La corrupción se ha hecho patente en la tierra y en el mar a causa de lo que las manos de los hombres han adquirido” Sura 30, Los Romanos, aleya 41. Y dijo: “Y cuando queremos destruir una ciudad ordenamos a los habitantes que han caído en la molicie de la opulencia para que siembren la corrupción en ella, y así es como se cumple la palabra decretada en su contra, y la destruimos por completo” Sura 17, El Viaje nocturno, aleya 16.
Queridos hermanos: nosotros no desaprobamos los aparatos, utensilios o medios que la mente humana ha producido en beneficio de la humanidad, y son útiles, como, por ejemplo, el ordenador y los teléfonos inteligentes (smartphones), que facilitan la comunicación con los demás a pesar de la lejanía y proporcionan con facilidad una enorme riqueza de información diversa en internet, pero estos dispositivos también tienen cosas negativas para quien no los utiliza de una forma adecuada, y causan, por ejemplo, fatiga visual debido a que estamos continuamente mirando a la pantalla. También los largos periodos que permanecemos sentados al utilizarlos nos causan problemas físicos, problemas en la espalda y el cuello; y lo más peligroso es que esto lleva a descuidar otros asuntos, causan dependencia y nos aísla de los demás, de los amigos, de la familia. Estos dispositivos o aparatos son enormemente útiles cuando se utilizan para la investigación útil y el trabajo serio; pero cuando se utilizan en tonterías, en cosas superficiales causan gran daño a la persona, a la religión, a la mente, al honor y el dinero.
Después de este preámbulo, nos podemos preguntar cuándo el uso del teléfono inteligente (smartphone) es dañino para su dueño y lo que le rodea socialmente. Digo, ¡y Allah es quien concede el éxito! que el asunto de este aparato es extraordinario. El teléfono móvil se ha apoderado de la mente de las personas, tanto de los inteligentes como del resto de la gente, ya sean hombres o mujeres. Ha dominado sus almas y no les deja tiempo libre para pensar en otra cosa que no sea en este instrumento. Si vas a montar en un avión, un barco, un autobús; entras en un mercado o en un edificio de la administración pública, lo primero que te encuentras es gente encorvada sobre sus teléfonos navegando o leyendo, jugueteando con ellos, y ni una sola de estas personas habla a su compañero de al lado, o le mira, o se preocupa por él. Si les saludas no te responden, ni te ven. Es como si estuviesen embriagados. Son adictos, esclavos de este aparato. Y lamentablemente esto ocurre también si acudes a rezar a una mezquita.
Este extraño fenómeno que ha surgido a partir del boom industrial y de la revolución de la información que domina la totalidad de las articulaciones de la vida, se extiende por todo el mundo, no hay sitio al que no haya llegado, y tiene adeptos y enemigos. Sin embargo, lo que no se entiende y no es fácil de tragar es que la gente que razona utilice este medio de comunicación para algo que no sea útil, o lo utilicen en lo que es útil, pero no en un tiempo o en un lugar apropiado, o lo pongan en la mano de quien que no sabe utilizarlo, y vosotros sois testigos de ello y tenéis ejemplos de todo esto. Comencemos por algo que nos afecta a nosotros, los musulmanes y esto lo vemos cada día.
Durante la jutba del viernes la gente se agarra a sus teléfonos y no lo cierran o lo ponen en silencio, y eso que están en la mezquita, en un acto de adoración extraordinario en el que nos congregamos con nuestros hermanos, acto de comunicación con Allah. Es un acto que exige atención y respeto, que requiere que nos centremos en lo que nos dice el imam. Y durante la jutba, alguno va más lejos y utiliza el teléfono para consultar, por ejemplo, en Google sobre un hadiz que mencionó el jatib (el imam), y al final va y dice a la gente, que tal imam se apoya en su jutba en hadices débiles. Y eso provoca quiebra ¡Pedimos a Allah Altísimo su perdón y bienestar¡
También podemos ver que algunos imames entran a la mezquita rápido, rezan con rapidez y dan el saludo con rapidez, y el móvil está en su mano, y en sus ojos y en su oídos hasta que se termina con los loores a Allah, las invocaciones y las suplicas. ¡Allah nos libre de este tipo de imames!
Y qué decir de los peregrinos que hacen el Hayy y no abandonan para nada su teléfono, ni el día de Arafah ni los días de Mina, y pasan los grandiosos y benditos días del Hayy tomando fotos y enviándolas, y como consecuencia de esto no pueden disfrutar de la ceremonia de purificación ritual de la peregrinación y de la confidencia con Allah Todopoderoso. Y lo mismo ocurre cuando visitan la Mezquita del Profeta -la paz y las oraciones sean con él- y al-Rawda al sharifa (lugar en la Mezquita del Profeta ubicado entre el púlpito y la habitación del Profeta – la paz y las oraciones sean con él- ) y la visita a su tumba. Con lo cual, se puede sacar como conclusión que no les interesa nada de los lugares puros, sino que estos son una ocasión para cargar el teléfono con diversos tipos de fotos. Y se toman selfis con los notables de este mundo, olvidando los significados espirituales y los anhelos del corazón y las buenas obras restantes.
Habéis observado alguna vez cómo se sienta el esposo al lado de su esposa, y madre de sus hijos, en el avión, barco, tren o autobús, y cada uno de ellos coge su teléfono y gira la cara apartándola del compañero/a de su vida, y se pone los cascos en los oídos para escuchar música, y no levanta la cabeza hasta la estación de llegada, o un poquito antes. ¿Qué opináis?
¿Habéis observado cómo son los encuentros de las personas después de una larga separación con sus padres o parientes en fiestas o celebraciones, o con motivo de algún hecho luctuoso? No pasa mucho tiempo sin que ellos cojan sus teléfonos. Los niños no conversan con sus mayores, ni se preocupan por ellos, ni les preguntan, aunque sea por cortesía. Sólo tienen una vida: es el teléfono y las redes sociales. Y el asunto se vuelve más complicado y peor cuando esto está relacionado con el padre o la madre, el abuelo y la abuela, que se pasan todo el año esperando y soñando con la vuelta de sus hijos y nietos que viven lejos de la casa paterna y cuando surge la ocasión de que entre la alegría y el regocijo, en lugar de eso surge la indolencia, la frialdad. ¿Acaso hemos pensado lo que provoca esto en las almas de los padres y de los ancianos?
¿Hemos pensado en el significado de la frase “La recompensa es según el tipo de trabajo” o “Según trates así te tratarán? Y es que el mundo gira constantemente, y quien es hoy pequeño mañana será un anciano, y quizás se le deje llegar a la edad más decrépita de la vida ¿Entonces esta persona que pensaría si le tratan como él está tratando a sus mayores, con esa despreocupación y descuido? Y esto es lo que hizo uno de los padres, como nos contaron: Dio a elegir a sus hijos entre el teléfono y su padre, y les dijo seriamente y con sinceridad: “Si venís a la casa de vuestro padre en cuerpo y alma, con educación y deseo de verme y estar y compartir estos momentos conmigo, y me prestáis atención, me escucháis; entonces yo os escucharé a vosotros. Y si os preocupáis por mí, yo me preocuparé por vosotros. En caso contrario, quedaos con vuestros móviles y dejarme a mí con mis asuntos, como si nunca hubiese sido vuestro padre y vosotros no hubieseis sido nunca mis hijos”
Cómo es posible que saque la gente sus teléfonos en los momentos más inadecuados, cuando, por ejemplo, se ha producido alguna desgracia o la perdida de alguna persona. Vemos que sacan los teléfonos cuando una persona está dando los últimos suspiros a la vida, o cuando se lleva a cabo el lavado del cadáver o su amortajamiento, o en el momento del entierro o de dar el pésame, y lo apuntan hacia el muerto, fotografían el féretro del muerto, su tumba, todo esto con una sonrisa pesada y un llanto frio, sin alma, y esto aumenta la fealdad de la imagen y la desgracia. Que corazón tiene esa persona que ve a su padre despedirse de la vida o a su madre agonizar, o ve cómo su abuelo es enterrado o a su sheyj que lleva cabo las exequias; y él, mientras tanto, está ocupado en cargar su teléfono o preguntando si hay wifi para que no se le pase la ocasión de fotografiar y poder enviar todas estas situaciones de dolor a conocidos y a indeterminados ¡Qué corazón es éste que no siente, no llora en estas circunstancias!
Queridos hermanos, todos nosotros necesitamos el teléfono – el fijo y el móvil, – es más, precisamos de todos los medios de comunicación, pero tenemos que adecuar su uso, ya que cada lugar requiere un comportamiento determinado y para cosa hay un tiempo y límites. El teléfono, con su diversos tipos, aplicaciones y contenidos no puede sustituir a la escuela, ni exime del trabajo y de ejercer la profesión, de practicar el deporte y de reunirnos con compañeros y amigos, de visitar a los familiares. Podemos tener teléfono, pero no tener adicción a él. Debemos dormir lo suficiente para que descansen nuestros nervios y se recupere nuestro cuerpo – y eso muchos de nuestros jóvenes no lo hacen-. Debemos preservar nuestro equilibrio corporal y mental. El tener teléfono no exime de que hagamos nuestras oraciones, de ir a la mezquita, de hacer nuestros dikr, de leer y memorizar nuestras partes del Corán y de estar con nuestros imames, pero cuando estemos en el lugar sagrado o en estos actos debemos dejarlo aparte, alejado. Hermanos, el teléfono móvil no es un sustituto de nuestra vida social. No es un sustituto de nuestros padres, parientes, esposo/a o hijos. Ellos son lo importante, no el teléfono
Para acabar, no es muestra de misericordia y de sabiduría poner a disposición de nuestros jóvenes y adolescentes un teléfono móvil cuando quieran y donde quieran, satisfaciendo así sus deseos, y eso con el fin de evitar sus gritos y protestas, sino que se deben establecer normas fijas y limites severos antes de permitirles utilizar el móvil, siempre con la condición de que se utilice sólo en el tiempo libre de los fines de semana y nunca en fecha de exámenes; que no se utilice en las horas de la comida, etc. Y todo esto es esfuerzo educativo por el que serán recompensado los creyentes, y en la balanza será más importante que los actos supererogatorios correspondientes al ayuno, la oración y el hayy ¡Ay de aquel que se despreocupa y olvida su responsabilidad en este aspecto! ¡Allah es quien concede el éxito! La alabanza para Allah, Señor de los mundos.