Todo tiene su fin. Las vacaciones de verano se han acabado y tenemos volver a nuestra vida habitual, a nuestro trabajo, estudio, ocupaciones normales. Sin embargo, las vacaciones suelen dejar huellas de pereza e indolencia en las personas, sobre todo si han sido largas y nos hemos dedicado durante ellas sólo al divertimento y al descanso, ya que las personas se acostumbran al tiempo libre y cuando regresan a lo que era antes su vida normal de trabajo y disciplina les resulta duro. Por este motivo, ahora que nos despedimos de las vacaciones de verano y nos preparamos para el regreso a nuestras actividades cotidianas, he querido dedicar la jutba del viernes a este tema para que nos motive a retomar nuestras tareas con diligencia y seriedad, honestidad y responsabilidad, superando así el decaimiento propio de esta época.

Al principio de estas vacaciones ya os mencioné lo que se debería hacer para invertir provechosamente el tiempo libre del que íbamos a gozar durante este verano haciendo cosas que no podríamos hacer en otras ocasiones, ya que los deberes en el resto del año son mayores que el tiempo libre del que disponemos. Sí, las vacaciones es el tiempo para el entretenimiento, para descansar de las fatigas y así poder volver a las actividades cotidianas, al trabajo normal más fuertes y vitales, como ocurría con nuestros piadosos antepasados -Allah esté complacido con ellos- al reanudar sus actividades cotidianas después de finalizar el Hayy.

Pero ¿cuáles son las tareas a las que debemos volver con firmeza y sinceridad después de las vacaciones? Son las tareas mediante las cuales una persona lleva a cabo su misión en la vida y son necesarias y obligatorias antes, durante y después de las vacaciones, y tienen dos partes o dos dimensiones: una que conecta al hombre con su Señor Todopoderoso y lo inspira con el espíritu de su mensaje. Y otra dimensión o parte que le lleva a transformar las enseñanzas de ese mensaje en obras útiles, en obediencia a Allah y servicio a sus siervos. El Todopoderoso dijo: “Él os creó a partir de la tierra e hizo que vivierais en ella. Pedirle, pues, perdón y volveos a Él. Es cierto que mi Señor está cercano y respondeSura 11, Hud, aleya 61. Y dijo:Di: Actuad que Allah verá vuestros actos, así como Su mensajero y los creyentes. Y seréis llevados de vuelta al Conocedor del No -Visto y de lo Aparente que os dirá lo que hacíaisSura 9, al-Tawba, aleya 105. Es necesario que esas dos cosas se encuentren en cada obra, en cada actuación. Quien pretende para sí mismo una fe o una espiritualidad que lo conecte con Allah y no obra acorde a ello, su fe es incompleta e incluso falsa. Y si vieses a alguien que obra o actúa sin fe ni espiritualidad que lo conecte con su Señor y lo inspire a su camino recto, es una persona perdida. Es por eso por lo que el Todopoderoso dijo: “Di: ¿Queréis saber quiénes serán los más perdedores por sus obras? Aquellos cuyo celo por la vida del mundo los extravió mientras pensaban que hacían el bien con lo que hacían. Esos serán los que habían negado los signos de su Señor y el encuentro con Él, sus obras se hicieron inútiles y el Día del Levantamiento no tendrá ningún peso” Sura 18, La caverna, aleyas 103-105. En la tradición islámica: la fe no es una ilusión, sino que es lo que se asienta en el corazón y se confirma con la acción. Y esta fe auténtica que se asienta en el corazón e incita a su dueño a hacer buenas obras tiene señales y características, las más importantes son:

El procurar entender el mensaje, quiero decir: el mensaje derivado de la fe en Allah, que es el mensaje del Islam. Y no nos referimos solamente a entender el mensaje de sus elementos, indicaciones, órdenes y prohibiciones, pues eso es la comprensión de las percepciones ordinarias, sino que queremos decir entender el mensaje de una forma emocional y con creencia sincera de corazón, ya que el mensaje que conlleva el Islam debe ser un sentimiento que llegue al corazón y se apodere de la conciencia. De esta manera, la persona podrá conocer las realidades del mensaje que la mente ordinaria no puede comprender. La manifestación más clara de este entendimiento o sentimiento es que el creyente se dé cuenta de que este mensaje es verdadero y que todo lo demás es ¡Vacío!  ¡Falso¡  Y que  pueda distinguir entre la Verdad y la falsedad, de la misma manera que distingue entre las ilusiones que se le aparecen en un sueño y lo que ve observando cuando está despierto. Si una persona se da cuenta de esta verdad y falsedad y distingue entre ellas, con esta distinción podemos decir que alcanza su camino de verdad sincero, que lo ha comprendido emocionalmente, y se le puede incluir entre los creyentes. Si esto no le sucede, que sepa que aún  no ha alcanzado ese camino, incluso aunque esa persona tenga sesenta o setenta años y tenga el reconocimiento de los demás, que no le vale.

Una de estas señales de la existencia de este entendimiento es que el creyente ve una inclinación que le aleja de la morada de la vanidad / el mundo, porque es falsa, y le lleva hasta la morada de la eternidad / el Más Allá, que es la verdadera. En cuanto a la señal que indica que no ha comprendido nada y no tiene realmente fe es que se aleja de las verdades del Más Allá y es engañado por las ilusiones de este mundo.  Es como aquella persona que estúpidamente afirma haber visto en un sueño que está cambiando monedas a otro hombre, y el hombre, en sueños, le dijo: “Te di noventa y nueve”, y él contestó: “No, pero lo acordado son cien “, y se reafirman los dos constantemente en esas palabras. Y en ese momento nuestro amigo se despierta y no encuentra nada en su mano. Y volvió a cerrar sus ojos y extendió la mano hacia el mundo de los sueños y le dijo al hombre imaginario ¡He aceptado, dame los noventa y nueve! Si de nosotros se quitara esto que no nos permite ver y comprender y nos convirtiéramos en personas de entendimiento y perspicacia, habríamos visto que la mayoría de las personas tienen su objetivo en este mundo, cuyas posesiones Allah describió diciendo: “La vida de este mundo no es más que el disfrute del engañoSura 57, El Hiero, aleya 20.

Oh Allah, muéstranos la verdad realmente y haz que la sigamos. Muéstranos claramente la falsedad y haz que la evitemos. ¡Señor nuestro! No desvíes nuestros corazones después de habernos guiado y concédenos misericordia procedente de Ti.

Una de las características de la fe sincera que nos lleva a hacer buenas obras es el amor a las enseñanzas contenidas en el mensaje. Entender el mensaje en el sentido que hemos establecido nos hace apreciar las enseñanzas contenidas en él y conocer su valor, pero esto no es suficiente, hace falta que sintamos amor por ellas. En el mensaje del Islam hay belleza que solo se conoce a través del amor. También hay una grandeza que sólo puede ser comprendida por medio del entendimiento. Pero el amor a esas enseñanzas exige que el creyente odie todo lo que es contrario a ellas y se oponga a ellas, ya que es falso. El Mensajero de Dios ﷺ estipuló la especificidad de este amor en la fe, y dijo: “Ninguno de vosotros es creyente hasta que sus deseos e inclinaciones sigan lo que he traído” También, frente a eso, indico la especificidad del odio y dijo: “Tres de los que estaban en él encontraron la dulzura de la fe” y los mencionó, “ Y que deteste volver a la incredulidad después de que Allah le haya salvado de ella, como odia que se le  arroje al fuego y quemarse” Al-Bujari y Muslem.  Dijo Allah Todopoderoso: “Pero Allah os ha hecho amar la creencia, haciéndola hermosa en vuestros corazones, y ha hecho que detestéis la incredulidad, la perversión y la desobediencia. Esos son los realmente guiadosSura 49, Los aposentos privados, aleya 7.  Y entre las evidencias aparentes de este amor está el hecho de que el que ama estas enseñanzas las aplica en sí mismo y en su familia, y procura darlas a conocer y enseñarlas a los demás sin descanso. Y si no, ¿cómo puede ser amante de estas enseñanzas el que encuentra en sí mimo aversión hacia ellas o pereza en llevarlas a cabo y aplicarlas.

La tercera característica de la fe sincera que lleva a realizar buenas acciones es el interés extremo por defender las doctrinas o creencias que son violadas o mancilladas. El apasionamiento en defensa de lo que se ama es uno requisitos del amor. Cada vez que algo es amado por una persona su santidad se engrandece para él y el apasionamiento lo guarda y lo preserva. Abu Huraira -Allah esté complacido con él- narró que el El Mensajero de Allah ﷺ dijo: “Ciertamente Allah tiene celos. Allah tiene celos respecto a las prohibiciones que ha impuesto y detesta que el creyente infrinja los límites establecidos por Él” Uno de los signos de celos sinceros del creyente es la ira ante el mancillamiento o la ofensa a las cosas que Allah ha declarado sagradas, entonces se revuelve ante eso para eliminar lo que él ve como malo. Aisha -Allah esté complacido con ella- dijo: “El Mensajero de Allah vino de un viaje y yo sin darme cuenta me había cubierto con un velo en el que estaban dibujadas estatuas. Cuando el Mensajero de Allah lo vio, quedó consternado, su rostro se puso rojo, y dijo: “Aisha, las personas más atormentadas en el Día de la Resurrección serán aquellas que intentan imitar la creación de Allah”  Una de las señales de celos para el creyente es también que no puede soportar ver su mensaje mancillado o estropeado, o sujeto a la autoridad de otro mensaje, entonces, ¡Cómo puede permitir que se mancillen los mandamientos de Allah o no se respeten sus prohibiciones! Buscamos refugio en Allah de su ira y de las causas de su castigo. Dije lo que escuchasteis y pido el perdón de Allah que me perdone para mi y para ti.

Así se debe obrar. Así debemos actuar para logra el objetivo para el que fuimos creados. No importa razas, tipos, colores o formas, todos debemos como objetivo lograr dos cosas: el ihsan en la adoración de Allah Todopoderoso, el ihsan con sus siervos y con toda su creación. Aquel que quiera obrar así debe procurar que su espíritu siga el mensaje del Islam, seguir el camino que nos trazaron el Profeta ﷺ ,  al-Julafá al-Rashidun  (los cuatro califas bien guiados), los compañeros del Profeta ﷺ , los imames eruditos y los gobernantes justos. Tenemos que agradecer que Allah Todopoderoso haya reunido para nosotros este mensaje en reglas completas en forma de mandatos y prohibiciones, que coloca a todo musulmán a las puertas de este obrar requerido para que lo realice con sinceridad y ihsan para complacer a Allah Todopoderoso-. Por lo tanto, un musulmán no debe distraerse de este proceder. Si descansa de el por un período de tiempo, que regrese a él inmediatamente después de este periodo. Este es el deseo más fuerte y su más elevada preocupación ¡Y en Allah está el éxito!

A cada hacedor se le facilitará su acción como fue el caso de nuestro Profeta ﷺ. Aquel a quien Allah Todopoderoso coloque en un camino difícil o lo necesite en una misión debe estar satisfecho por lo que se le facilitó a él y realizar eso con sinceridad y fidelidad. Quien buscó el aprendizaje que tome las razones para conseguirlo en su totalidad, que quite la vergüenza de la ignorancia de él y logre el beneficio particular o general con él. Después de eso su obra será una buena acción que lo beneficiará en su mundo y será recompensado por ella en el Más Allá. Quien sea un ulema erudito debe llevar a cabo la realización de la pureza de su conocimiento obrando con él en sí mismo y utilizándolo en los necesitados que lo precisen. Con eso su proceder será una buena acción que lo beneficiará en su mundo y tendrá recompensa en el Más Allá. Quien desempeña una función o trabajo en la vida debe realizarla bien y con fidelidad, así ese obrar será virtuoso y beneficioso del que sacará su sustento y el sustento de su familia de una forma halal y bueno, y será recompensado por lo que hizo el Día de la Resurrección con una gran recompensa. Quien sea comerciante, que sea siempre honesto y sincero en su oficio, vendiendo, comprando, dando y tomando, Y así es el asunto y el tema. Pedimos a Allah Todopoderoso que nos haga uno de los que dicen y obran con sinceridad. Alabado sea tu Señor, Señor del poder por encima de lo que Le atribuyen, y la paz sea con los mensajeros, La alabanza para Allah, Señor del universo.