La alabanza para Allah, Señor del universo. La paz y las bendiciones sean sobre el Enviado de Allah, sobre su familia y todos sus compañeros.

Dice Allah Altísimo. “Y cuando Luqman dijo a su hijo aconsejándole: ¡Hijo mío¡ No asocies nada ni nadie con Allah, pues hacerlo es una enorme injusticia.Sura 31, Luqman, aleya 13.

Queridos hermanos y hermanas: El más elevado rango que puede conseguir un ser humano es que sea integro y perfecto en su alma, y que eduque y perfeccione dentro de sus posibilidades a otro. Dijo el Altísimo: “¡Vosotros que creéis¡ Guardaos a vosotros mismos y a vuestra gente de un fuego cuyo combustible serán los hombres y las piedras….”Sura 66, La prohibición, aleya 6. La persona que razona debe procurar corregir sus defectos para así mejorar, y luego dejar huella con sus palabras y consejos en los demás –en los que están bajo su responsabilidad y en los que le rodean-. “Y he aquí que le dimos a Luqman la sabiduría: ¡Sé agradecido con Allah! Pues quien lo agradece, lo hace en beneficio propio, pero quien es ingrato…Realmente Allah es Rico, Digno de alabanza. Sura 31, Luqman, aleya 12. Esto se refiere a la perfección en sí mismo. Por otra parte las palabras: “Y cuando Luqman le dijo a su hijo aconsejándole:…” nos indican que debemos procurar educar a los demás, darles formación, con el objetivo de que se perfeccionan.  Luqman  comienza por el más cercano a él, es decir su hijo, iniciando su exhortación por lo más importante: la prohibición de la idolatría (shirk): “:¡Hijo mío¡ No asocies nada ni nadie con Allah, pues hacerlo es una gran injusticia”, Sura 31, Luqman. aleya 13. Y es que poner al mismo nivel a quien merece la adoración y a quien no la merece es una gran injusticia, porque colocamos entonces la adoración en un sitio no correcto. Sayyid Qutb Ibrahim Husayn al-Shadhili –Allah tenga misericordia de él-, autor de al-Dhilal (Las sombras), al explicar esta aleya indicó que es una advertencia, no una acusación, pues el padre quiere para su hijo siempre el bien, y sólo le aconseja. Luqman el sabio, prohíbe a su hijo la idolatría y explica la  prohibición por el hecho de que es una enorme injusticia. El consejo del padre al hijo es claro, está exento de toda ambigüedad, alejado de toda sospecha. Con este consejo del padre hacia el hijo se muestra la relación entre los padres y los hijos de una forma delicada y da a este vínculo una imagen de cariño, en la que surge el afecto y la amabilidad, pues el vínculo de la creencia debe partir de esa relación sólida.

La situación del joven en la sociedad. Nuestros hijos serán los hombres del mañana, los hijos que tienen el futuro en sus manos  Ellos constituirán la comunidad que viene. Por ello es necesario darles unos principios morales sólidos, educarles en la ciencia de la religión y hacer que sean íntegros en las obras y actos que realizan, porque de la religión depende la virtud de las almas, la integridad de las personas, y el buen estado de las mentes y los cuerpos. Por eso, la educación de los niños debe basarse en la religión como primer asunto, y esta labor la deben llevar a cabo los padres y los educadores, profesores y maestros, con mucho cuidado, ya que el hijo es una gracia que Allah concedió al ser humano. Gracias a nuestros hijos tendremos ayuda en nuestra vida y se perpetuará el recuerdo de nuestra familia a través de los siglos. Con el hijo se extiende la familia. Esto aparece claro en la invocación que realizó nuestro señor Zacarías –sobre él sea la paz-: “¡Señor mío! No me dejes solo. Y tú eres el mejor de los herederos” Sura 21, Los Profetas, aleya 89. Quien consigue este don que Allah concede, lo agradece, agradece la gracia que Allah tuvo con él al darle hijos; pero estos hijos deben ser educarlos en la buena moralidad, deseando que sigan con plena convicción la religión de Allah, la Verdadera Religión, cultivando las enseñanzas del Islam en sus almas puras, para que crezcan sobre la virtud  y el amor al bien, se consuelen en él los ojos de los padres, y sean la alegría de esta vida terrenal y su ornamento. ¡Y que hermosa es la vida cuando ves a tus hijos, oh musulmán, oh musulmana, obedeciendo a Allah¡ Y así podréis estar tranquilos cuando abandonéis esta vida, ya que sabéis que vuestros hijos tienen unos principios sólidos y un comportamiento recto. Sin duda, Allah Todopoderoso les unirá posteriormente con vosotros en el Paraíso. Ibn Abbas -Allah  esté satisfecho de él y de su padre- nos trasladó las siguientes palabras del Profeta :”Allah eleva a la descendencia del creyente hasta que se una a él en su rango en el Paraíso, incluso si estuviesen por debajo de él en cuanto a obras, y esto para que  us ojos se regocijen con su presencia a su lado” Al-Hakem y Abu Bakr al Bayhaqi, confirmando así las palabras del Altísimo: “Y a quienes hayan creído y su descendencia los haya seguido en la creencia, los juntaremos con ellos…Sura 52, El monte, aleya 21. Ciertamente Allah les cuidará, si fueran virtuosos, después de que tu hayas partido, y morirás consolado. Los ángeles de la misericordia te darán las buenas nuevas en el Paraíso.

Por eso, encontramos que nuestro señor Zakarías  -sobre él sea la paz- cuando invocó a su Señor pidiéndole un hijo, pidió a Allah que su hijo fuese creyente, poseedor de buena moralidad y con principios solidos en cuanto a la religión de Allah. Dijo: “Concédeme de Tu parte un hijo que sea mi heredero y herede de la familia de Yaqob, y hazlo, Señor, complaciente.” Sura 19, Mariam, aleyas 5, 6. Y dijo el poeta: Los dones de Allah sobre los siervos son abundantes, pero el mejor de ellos es que los hijos tengan cualidades nobles”.

La disposición natural del niño: Sabemos que los hijos cuando son pequeños son como una página en blanco en la mano del escritor,  y éste escribe en ella lo que quiere; son como la masa de pan en las manos del amasador, le da forma que quiere y la vuelca como quiere. Los padres deben aprovechar esa época para impregnar en las almas de sus hijos la virtud y el amor a la religión.

El buen modelo: Los padres desde el principio al final deben ser modelos virtuosos para sus hijos en cuanto a la religión y su culto. Deben obedecer las órdenes de Allah y abandonar lo que Allah prohíbe para que lo niños tengan un buen ejemplo en ellos, lleven a cabo la oración como la realizan sus padres, hagan el dikr de Allah, como lo hacen sus padres, amen la religión y luchen por ella, como la aman y luchan por ella sus padres. Los padres deben sentir compasión por los pobres y desvalidos, mantener los lazos consanguíneos con los parientes, ser sinceros en sus palabras para que así lo perciban sus hijos y lo imiten de ellos. Cualquier comportamiento de los padres tiene que ser acorde con los principios del Islam, ya que si no tendrá una influencia negativa sobre los pequeños, pues la doblez de los comportamientos provoca resultados reflejos.

El enseñar a los hijos a hacer el bien. En este contexto apareció el siguiente hadiz: “Se amable con tus hijos y perfecciona  sus modales”. Se narró que Muawiya preguntó a Ahnaf ben Qays sobre los hijos. Y éste  le dijo:” ¡Príncipe de los creyentes¡ los hijos son frutos de nuestros corazones y sostén de nuestras espaldas. Nosotros para ellos somos una tierra humilde y un cielo sombreado. Si tus hijos  pidieran ayuda, dásela; en ese momento te concederán su cariño  y te amarán por los esfuerzos que haces por ellos; pero no actúes con ellos con una pesadez cargante, pues irritarán tu vida y desearan tu muerte, odiarán tu cercanía y se apoyarán  en otro que no eres tú.”

 Alguien dijo estas perlas poéticas:

Ciertamente nuestros hijos están entre nosotros/ Nuestros hígados –nuestros corazones, nuestra fuerza– caminan sobre la tierra.

Si el viento sopla sobre algunos de ellos/ no podrían mis ojos cerrarse.

Los padres deberíamos imitar a Luqman al-Hakim educando al niño en la religión e instruyéndole en la virtud  Dijo el Altísimo: “Y cuando Luqman le dijo a su hijo aconsejándole: ¡Hijo mío¡ No asocies nada ni nadie con Allah, pues hacerlo es una enorme injusticia”. Sura 31, Luqman, aleya 13. En este mandamiento hay una indicación para que se eduque al niño en la religión y que tenga buenos actos morales desde el comienzo. Los padres tienen que enseñar a sus hijos quién es su Señor, su Creador, su Proveedor, hasta que salga de sus lenguas lo mismo que salió de la lengua de nuestro señor Ibrahim (Abraham) -sobre él sea la paz- cuando anunció su aversión a esos ídolos, que ni dan beneficio ni pueden perjudicar porque no tienen poder. Tras su dialogo con su padre anunció su lealtad a Allah, Señor del universo. Dijo el Altísimo: “Dijo: ¿Habéis visto lo que adoráis vosotros y vuestros padres antiguos?  Ellos son mis enemigos, al contrario del Señor de los mundos, que me creó y me guía, que me alimenta y me da de beber, y que cuando estoy enfermo, me cura. Y el que me hará morir y luego me devolverá  la vida. Y de Quien espero con anhelo que me perdone las faltas el Día de la Rendición de cuentas. ¡Señor mío¡ Dame juicio y tenme entre los justos. Concédeme que los que vengan después hablen de mi con verdad. Hazme de los herederos del jardín de la Delicia.” Sura 26, Los poetas aleyas 75 – 85. Si supiese el niño todo esto y supiese el bien que Allah tiene para él y su gracia sobre él, llenaría su alma con su cariño y se encaminaría a la obediencia a su Señor. “Y cuando la senda correcta llega al corazón, se activan los miembros para la adoración” al Hamziyya (al- Busiri)

El amor de la gente a su Señor es esencia del Islam, y es el camino de los enviados y de quien siguió la senda de ellos. Dijo el Altísimo: “Esos son a los que Allah ha guiado: ¡Déjate llevar por su guía¡- Sura 6, Los rebaños, aleya 90. Algunos padres provocan con su comportamiento que los hijos no sientan apego por la religión y se aparten de ella. Y esta es de las peores indicaciones en la educación. Muchísimas veces observamos y escuchamos como los padres a la hora de educar introducen el miedo en las almas de sus hijos, el terror y la no confianza en sí mismos. Un ejemplo de esto es la crítica constante y repetida, y esto deja huella en las personas, especialmente en el niño, y hace que pierda la confianza en sí mismo. Entre los peores métodos en la educación está la comparación con los demás – y eso es frustrante -, en lugar de motivarles, incentivarles y prestar atención a lo que consiguió o realizó el niño, tanto en el estudio como en el comportamiento.

El padre sabio es el que utiliza el don natural del niño para inculcarle el temor a Allah, para que no haga actos de rebeldía contra su Señor, lastime al débil o agreda al inocente. Le hace tomar conciencia de que no debe abandonar las leyes de Allah y debe evitar hacer lo prohibido. Le invita a preservar la naturaleza, a no cortar las plantas y a no contaminar, evitando tirar desechos, tanto en los caminos como en los jardines públicos o lugares de reunión. Y eso lo hace de una manera sencilla con naturalidad, para que lo puedan entender los niños. Por otra parte, es necesario vincular al niño con los principios de la fe desde el momento en que empieza a tener uso de razón, enseñarle los pilares del Islam, los principios de la ley islámica y la buena moral. Se debe cultivar en él el amor a la obediencia y el odio a todo lo que atenta contra lo que Allah ha ordenado, y eso con el objetivo de que el niño pueda crecer en estos principios. Asimismo, se le debe inculcar principios morales que le alejen de la crueldad y de la violencia, y todo eso debe ser inculcado en un ambiente familiar sano e islámico en el que se sienta seguro, pues cuando el niño ve a sus padres fieles y sinceros con Allah, aprende eso de ellos. El aprendizaje de estos buenos comportamientos suele ser por imitación. Por ejemplo, el padre debe procurar que haga el saludo, que diga a-salam aleikum cuando entra y sale de casa. Lamentablemente, algunos padres muestran negligencia en estos puntos o no le prestan demasiada atención, y esto es un error porque la mente de los niños es como una esponja y absorbe todo lo que ve. También es necesario enseñarles el respeto a los vecinos, y hacer el bien a ellos, y la piedad filial, la obediencia a los padres y otras cosas de este tenor. Como dijo el poeta, Abu al ´Ala al-Ma´arri:

 “Los jóvenes entre nosotros crecen de acuerdo a lo que acostumbran hacer sus padres,

El joven en la religión no entra por su propio entendimiento, sino que la religiosidad se la enseñan los más cercanos”

Los principios que deben enseñar los padres pueden ser de fe: como la fe en los libros sagrados, y en los enviados – sobre ellos sea la paz- , y la fe en el resto de los ocultos árcanos de la Providencia, pues la fe en lo oculto es una característica de los piadosos, de los que tienen temor a  Allah.

O pueden ser referente a hechos, a obras: El realizar la ablución, la oración y el ayuno, la limosna y la Peregrinación. El educador debe entrenar al muchacho en estos conceptos desde su infancia para que pueda adoptar en su vida el Islam como método y camino, creencia y adoración, con fe y práctica. Que sólo tenga, después de estas directrices y educación, como religión el Islam y el Corán como su método que le indica el camino recto, y que el Enviado de Allah sea su único guía y modelo a seguir. Y todo esto apoyado en los mandamientos del Enviado de Allah y sus orientaciones e indicaciones en las que encontrará el muchacho los principios de la fe, los pilares del Islam, y las estaciones del Ihsan, (y entendemos por Ihsan vivir  nuestra vida como si viéramos a Allah y por esto buscamos la excelencia en todo lo que hacemos) y las leyes islámicas que está obligado a acatar.

El padre, cuando el niño empieza a tener uso de razón, le debe enseñar a diferenciar entre lo que es halal y lo  que es haram, y debe instruirle en los deberes y los pilares básicos del Islam de una forma sencilla acorde con su edad. Asimismo debe cultivar en el corazón del muchacho el amor al Enviado de Allah –Allah le bendiga y salve a él y a su familia-  y educarle en eso, procurando que para el niño sea un placer la recitación del Sagrado Corán. Al Tabarani narró, tomado de Ali –qué Allah honre su rostro- lo siguiente: El Profeta dijo:  “Educad a vuestros hijos en tres cosas: El  amor a vuestro Profeta, el amor a la gente de su Casa y la recitación del Sagrado Corán”, pues ciertamente los depositarios o custodios  del  Corán estarán en la sombra del Trono de Allah el día en el que no haya más sombra que la Suya, con sus profetas y  los puros

¡Oh Allah¡ sopla sobre nuestra familia e hijos el consuelo y haznos de los temerosos a Allah. Allah armoniza nuestros corazones y reconcílianos. Sálvanos de las tinieblas y llévanos a la luz. Aleja de nosotros los actos inmorales, externos e internos. Bendícenos en nuestros oídos y vista. Perdonarnos, Tú eres el Gran Perdonador, el  Misericordioso. Bendice a nuestro Señor Mohammad, a su familia y a todos sus compañeros.